Sara Escudero

Desde la muralla

Sara Escudero


La ecuación Perfecta

14/01/2023

Ya lo decía el 2022, demasiadas cosas tenía el 2023 pendiente como para empezar con buen pie desde el inicio. Muchas cosas que arreglar, hambrunas por aquí, guerras por allá, conflictos sin resolver… calentitos los primeros catorces días en el gabinete de crisis del nuevo año.

Pero no todo fue malo en nuestro 2022 tachado ya del calendario. Encuentros post-pandemia, largas cenas, muchas cenas (nunca demasiadas) y muchas ganas de salir a la calle. Vuelta a los eventos, a los besos y lo abrazos. Vuelta a sentarnos juntas para hablar y ponernos al día. Vuelta a las emociones de lo que no pudo ser en mucho tiempo y ahora se ha vuelto, por fin, una realidad.

Todas las emociones son las que nos moldean en el día a día. Lo que sientes, cómo lo superas, cómo lo vives, esa manera que tenemos de no pasar de largo ante la vida. Desde que amanece hasta que cerramos otro día, somos la suma de todo lo que sentimos y la multiplicación de lo que otras personas nos hacen sentir. El día empieza con la sonrisa de la persona que te encuentras en la calle, el saludo amistoso del portero, el encuentro inesperado en la escalera. El día también son las noticias tristes, la lágrima que cae, el mundo que no entiende. Ya ves, no es una ecuación perfecta. Pero somos nosotros los que, igualdad en mano, tenemos que poner los signos que pueden dar la vuelta a la ecuación.

A fin de cuentas, sabemos que: "Hay días que la vida te maltrata. / Hay días que vivir es imposible. / Hay días en los que el viento te arrebata. / Hay días en los que no se ve la luz.

Otros días: brillamos con luz propia, / el viento nos escucha y acompaña, el sol regala vigor a la flaqueza, la luna devuelve nuestra imagen renovada".

Los datos son siempre cuantitativos, pero el tender al infinito, el no poder poner fin al número ?, o el saber que hay hipótesis aún no resultas, nos da algo de tregua para creer (aun siendo de ciencias) que el mundo cualitativo tiene el poder de cambiar el resultado de una historia a final feliz. Y ahí tiene que estar nuestro propósito de intenciones, el que nos marca el destino de "No quiero ser mujer de fría sal / y quedarme varada en una esquina. / Transito quedamente hacia adelante. / Quiero que todo el año sea primavera."

En esta eterna primavera de emociones, nos encontramos esos otros días, donde "La guerra es un insulto, y matar, un sinsentido. / Imponer tus ideas, de cobardes. / Huir de tu hogar, inhumano. /No saber cómo mueren tus hijos, una tragedia. / No enterrar a tus muertos, morir un poco cada día. / Perder tus recuerdos, olvidar la memoria de las cosas."

Esos días de llegadas y muertes en el mar, donde "Al verlos llegar, una pregunta me atenaza y quema la garganta: ¿Ha merecido la pena este viacrucis o es una noche larga la que empieza? Una mirada, dadles por favor, una mirada".

Ya ves, no todo fue malo en el 2022, aunque el panorama fue complejo, cuando aún tenemos el lujo de personas que presentan libros, que miran de otra manera, que no dejan el detalle al olvido, que aún tienen un corazón para creer que todo es posible. Supongo que hay cientos, miles, millones. Y es maravilloso saber que tenemos el mundo en manos de soñadores, matemáticos del mundo, músicos de otras melodías. Pero si encima, tienes la suerte de que sea tu madre la persona que, con su mirada y alma, eleva globos de colores a los azules del cielo, como de pompas de jabón, frágiles y sencillas, la vida es mucho más bonita.

Entre datos cuantitativos, permutaciones, sumas y restas, encontramos ojos de poeta, alma de caminante, de maestra del mundo, de persona preocupada por el planeta, de madre comprometida e hijas orgullosas. ¡Qué bonito es poder sentir así la vida! Que bonito es estar "pagando con un acorde de sonrisas" para "devolver el calor de una mirada".