José Ignacio Dávila

Pensando

José Ignacio Dávila


En temas soberanos

15/12/2022

La soberanía en la Nación que nos pertenece, y así son las cosas, reside en el pueblo español, del que emanan todos los poderes del Estado. No está de más el repaso de las experiencia de nuestra historia en convivencia, para no tener vacíos de memoria de cuanto nos ha ocurridos en el pasado, ni de los afanes totalitarios que siempre rebrotan, para no olvidar las verdaderas crónicas reales en cada casa, familia, barrio, pueblo y ciudad, y en Comunidad, para comprender la importancia de estas cosas de la dirección del común, del pacto constituyente ciudadano por el amparo de la justicia social, y estudiar bajo la luz de la gramática parda que habla de lo importante que es que meter la pata en la administración de los recursos necesarios, para la vida digna: a) para seguir exigiendo que se cumpla con el derecho de llegar a fin de mes, de  todos y cada uno en paz y armonía, sin inflaciones de precios y defendiendo la igualdad de derechos en todo nuestro territorio, como partes firmantes del compromiso con la Nación española, en herencia social soberana, sin parcelaciones en nuestro territorio soberano, en igualdad de derechos, solucionando problemas reales, como, por ejemplo, cuando más de un millón de ciudadanos necesita del Banco de Alimentos, Cáritas, apoyos sociales y altruismo, para ayudar al derecho a la dignidad de la persona; b) para vivir en familia, con el necesario sentido común y político de la economía necesaria para que la realidad de la base social de la convivencia, la familia, no se quede en mero programa. Contribuimos todos con nuestra aportación económica al Estado y arcas públicas, para que nadie quede excluido de la justicia social que proclamamos; c), sumen su aportación y su opinión, en la diversidad de opciones que legitiman nuestro pacto por la convivencia y conciencia ciudadana; en derecho y ser dueños de nuestro destino, la defensa política soberana de nuestro compromiso generacional por el derecho a la vida, por vivir hasta el final natural, sin prisas y bien atendidos, bajo el amparo garantizado de  la convivencia democrática dentro de la Constitución, y de las leyes, conforme a un orden económico y social justo (Preámbulo de nuestra Constitución). En la actividad y acción política, cuando los resultados de la mayoría de los votos señalan las responsabilidades del gobierno, de todos; y la acción política, para todos, que soberanamente así hemos decidido, desde hace ya 44 años, con la lección constitucional, queda claro que la ley y las reglas de la convivencia, no admiten, ni se entiende, la desigualdad de los derechos y obligaciones constitucionales en ningún espacio territorial soberano español, que tanto lo es de todos, como también los dineros públicos. 
En temas de opinión y acción política debe prevalecer, perdurar, crecer y aumentar, la base social de nuestro artículo 9 CE (Constitución Española): 1. Los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico. 2. Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social. 3. La Constitución garantiza el principio de legalidad, la jerarquía normativa, la publicidad de las normas, la irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales, la seguridad jurídica, la responsabilidad y la interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos. 
La Ley de Leyes da para mucho, repasarla de vez en cuando para ver cómo van las cosas de los discursos de y aquí la prueba de las oscilantes etapas políticas. También sirve de ejemplo de vida y legitimación democrática, de la acción política y ciudadana, en el afán constituyente del sentido común de la convivencia en paz y la pluralidad política, de información y de pensamiento libre. La Constitución es casa de acogida, la histórica del pacto por la libertad, y de la entrega del testigo de la luz en los relevos políticos y la acción social por el camino. También recoge las crónicas de los ejemplos necesarios, útiles, y de lecciones negativas, para no perder el sentido político, social y responsable de una acción política que tiene que examinarse ante el pueblo soberano de cada día, por hacer posible el vivir bajo el amparo de las reglas de nuestro encuentro en la historia común; sin sobresaltos y en nuestra soberanía sin parcelar, sin  exclusiones de la igualdad de derechos en una realidad soberana común, los derechos de autoría de la convivencia lo son de todo el pueblo español, además agente electoral de la Nación.