Francisco Javier Sancho Fermín

De bien en mejor

Francisco Javier Sancho Fermín


«Humanos más humanos»

24/06/2022

Este es el lema que hemos elegido para la celebración del 1er encuentro internacional de jóvenes, qué se celebrará en la Universidad de la mística desde el 17 al 24 de julio. Un lema que ha nacido en contacto con el mundo de hoy y gracias a la reflexión de un buen grupo de jóvenes, conscientes de la situación real y del papel que les toca desempeñar en el presente y en un futuro muy próximo.
Diversos acontecimientos han venido marcando nuestra historia reciente. Acontecimientos que han puesto en evidencia, por un lado, la gran fragilidad de nuestras sociedades y, por otro lado, las carencias que no hemos sido capaces de percibir, pero que siempre nos han venido acompañando.
La pandemia, en este sentido, ha servido de reactivadora de toda una serie de problemáticas que se han venido incubando y a las que no hemos querido prestar atención. Pero frente a las cuales muchas voces se han venido levantando en las últimas décadas denunciando graves situaciones que han estado llevándonos a una verdadera deshumanización de nuestras sociedades. Y no me refiero tanto a los grandes problemas que a nivel mundial siguen emergiendo, especialmente en las situaciones de guerra.
Mi mirada, como la de muchos jóvenes atentos al devenir de nuestra historia, se dirige hacia aquellos problemas y realidades que están marcando muy negativamente nuestro presente y frente a las cuales hemos preferido pasar con los ojos cerrados. Porque la pandemia no es que nos haya traído nuevas problemáticas sociales, sino que ha visibilizado y, quizás, también, acelerado lo que ya se venía incubando.
Pensemos, por ejemplo, en el grave problema de la soledad o del aislamiento social, en la sustitución de las relaciones personales por relaciones virtuales, en la confusión entre los derechos humanos y los derechos de los animales. La pregunta por lo que nos humaniza, por lo que debería ser lo propio y característico del ser humano se difumina y se desvirtúa. 
De ahí el lema de este encuentro. No nos basta con reconocernos como seres humanos si no le damos ese valor de humanidad a todas nuestras acciones y actitudes de vida.
Resulta complejo reflexionar sobre esta realidad y frecuentemente se esquiva el esfuerzo por entrar en lo profundo del problema. Pero lo cierto es que, si no potenciamos esos valores, corremos el riesgo de deshumanizarnos y de perder de vista aquello que verdaderamente puede constituir nuestra grandeza y nuestra capacidad de construir un mundo siempre mejor, una sociedad más justa y solidaria.
Humanos más humanos: un lema que en sí mismo ya tiene un mensaje profundo que transmitimos y un reto frente al cual no deberíamos pasar indiferentes. De ahí que el lema se complete con otra afirmación: el desafío de la interioridad. Porque si algo caracteriza al ser humano es la capacidad de mirarse a sí mismo, de descubrirse en lo profundo de su ser, de percibir la llamada que resuena desde lo profundo de uno mismo.
La preocupación por estas cuestiones no pasa desapercibida ni ignorada. Por suerte, aun nos encontramos con instituciones sociales y educativas fuertemente preocupadas por volver a la raíz y fundamento de lo humano. Instituciones y también personas convencidas de que el orden social que necesitamos no puede asentarse sobre principios económicos o ideológicos, sino sobre la condición del ser humano. En la medida en que la persona humana sea principio, fin y razón de todo lo social, lo político, económico y cultural, podremos progresar en la dirección apropiada. 
Creo que ahí está la verdadera clave de la transformación, de ahí surge el grito silencioso que ha puesto de manifiesto toda una serie de problemáticas que afectan al ser humano. No podemos seguir cerrando los ojos, ni podemos seguir ninguneando la realidad; y menos aún, no podemos seguir anulando bajo vanas ideologías nuestra verdadera condición humana. Porque, antes o después, la verdad de lo que somos emergerá con más fuerza todavía. La juventud ya comienza a percibir que hay algo que no funciona, que hay un trasfondo de mentira y falsedad que debe ser denunciado y derrotado. El camino: abrirse a lo que puede humanizarnos.