Álvaro Mateos

El Valtravieso

Álvaro Mateos


Ávila y la nieve: modelo de experiencia a exportar

18/01/2021

Son célebres algunas imágenes de Ávila completamente nevada, como la que describió el nobel de Literatura, Camilo José Cela, en un artículo publicado en La Vanguardia un 18 de enero de 1957, que llevaba el título ‘Ávila en nieve’ y recogía los sentimientos de una vista en la que «tras los cristales, la nieve cae, mansamente, sobre el frío enero de Ávila». Y es que el mes de enero, ha traído a la ciudad fríos de auténtico record, como también ocurrió un día de san Antón de 1945, con un registro mínimo de 20 grados bajo cero.
«Ávila emergía de la nieve mística y escandalosamente blanca, como una monja o una niña vestida de primera comunión», describe Miguel Delibes en ‘La sombra del ciprés es alargada’, al referirse al momento cumbre de la novela en el que, desde los Cuatro Postes, los pequeños protagonistas emprenden una aventura nocturna para disfrutar de una vista única de la luna y la ciudad.
Otro tanto le sucedió a Guido Caprotti quien, por casualidad en 1916, se quedó bloqueado por la nieve y la ventisca en el tren en el que viajaba, con destino a Madrid y se vio obligado a alojarse en el Hotel Inglés, bien entrada la noche. Al amanecer del día siguiente, quedó cautivado con la ciudad nevada, que le enamoró con la misma intensidad que lo hizo Toledo con El Greco, que diría Unamuno.
Valgan estos tres encuentros evocadores para quedarnos con la imagen positiva de lo que trae la nieve, que también origina una serie de problemas que, en esta tierra, conocemos bien.  
Estos días atrás, con lo que ha dejado el fenómeno Filomena en el centro de España, ha dado la sensación de que solo ha nevado en la capital y, como tantas veces, cuando caían unos copos sobre los coches, los titulares se los llevaba Madrid. Es verdad que ‘la nevada del siglo’, como ya se venía denominando, ha causado estragos descomunales en muchos otros lugares, como también en la ciudad de Toledo, completamente desbordada y colapsada, que ni siquiera hoy lunes puede garantizar una vuelta a los colegios para iniciar el segundo trimestre.
Al coincidir con un abulense amigo en Toledo, ya el sábado 9 de enero, en la recta final de 48 horas seguidas en las que nevaba sin parar, comentamos que una gestión como la que habíamos visto en la ciudad del Tajo habría sido inasumible para Ávila, en la que los alcaldes han comprobado en primera persona cómo un manto blanco sin medios y previsión podría moverles la silla.
Y esto es así porque en Ávila tenemos ya la lección bien aprendida y, después de un caso sonado en el que la nevada nos hizo tomar las doce uvas de 1999 sin luz, escuchando la radio, con 30 litros por metro cuadrado de nieve en apenas doce horas, y un récord de urgencias traumatológicas, se establecieron los célebres planes de nevadas, que bien podrían imitar otras ciudades.
Esto no significa que restemos importancia ni nos tengamos que igualar a los efectos que ha causado la nevada en otros lugares, como los citados, Madrid y Toledo, en los que sí procede la declaración de zona catastrófica, como reclamaba el alcalde Sánchez Cabrera en una entrevista en un canal de televisión, porque en Ávila se saben prever estas consecuencias y, desde el minuto uno, las quitanieves –propias y ajenas- se echan a la calle, esparcen sal en condiciones y se despejan los puntos estratégicos, hospitales y colegios. Asimismo, también tenemos clara la responsabilidad del vecino, a quien corresponde la tarea de despejar su puerta, acera y acceso.
Por todo ello, si algo ha dejado claro este fenómeno es que también hay que prever estas circunstancias en lugares donde nieva con menor frecuencia, no sea que suceda como en Toledo, donde en la tarde del 5 de enero, el concejal de turno presumía de una buena previsión de Filomena ante los Reyes Magos y ha pasado una semana en la que no sabía dónde meterse, con una alcaldesa que se vio obligada a pedir ayuda al Ejército después de día y medio en los que habría que haber actuado y despejar las calles, porque aún no había hielo.
Considero urgente que en las próximas reuniones del Grupo Ciudades Patrimonio de la Humanidad, Ávila exponga y comparta sus planes de emergencia ante la nieve y el hielo al resto de miembros,  porque hay asuntos, como son los de nevadas, accesibilidad y eliminación del cableado, en los que se deberían compartir experiencias, ya que durante más de veinte años se ha trabajado mucho y bien.