Pablo Casillas

El Corrillo

Pablo Casillas


No ha terminado de brotar

20/02/2022

Querría creer que todos los lectores de éste artículo habrán visto la excelente e insuperable película de José Luís Cuerda titulada 'Amanece que no es poco'. Si no lo han hecho, ya están corriendo a verla, y no solo por saber a qué personaje me refiero.
Hay personas que, como en la película, nacen en el bancal pero no terminan de brotar.
Son muy majos, incluso apuntan algunas maneras en su niñez, juventud e inicio de la madurez, pero no terminarán de brotar.    
Parece que Pablo Casado es una de esas personas.
Cuando tuvieron lugar las primarias que le alzaron a la Presidencia del Partido Popular, en riña con Soraya Sáez de Santamaría, me permití reflexionar en un artículo diciendo que ésta última habría demostrado ser una pardilla a la que tomaron el pelo en Cataluña, y que esperaba que Pablo Casado fuere más espabilado, que el PP necesita gente lista. No ha sido así.
En ésta tierra castellana tan exigente, donde es difícil triunfar, por eso de las envidias, que forman parte de nuestra naturaleza, sabemos que el ser espabilado resulta imprescindible si quieres sobrevivir y que no te coman la tostada. No hablo solo de inteligencia, sino de un plus, de saber ver lo que pretende el otro a través de sus palabras, gestos, incluso su mirada o sus silencios. Requiere de mucha práctica y, sobre todo, de saber escuchar y aprender de tus mayores, que tienen experiencia. Por eso enseguida calamos a los pardillos, lo que ocurre es que como somos muy pocos y por ello apenas influyentes en el espectro nacional, no solemos ser escuchados.
Fue muy elocuente, para saber dónde podía llegar Pablo Casado, lo que le podía acontecer en su futuro, la historia habida con Sánchez Cabrera que, desde luego, si bien no es el primero de la clase de los espabilados, sí ha demostrado tener sus dotes, y ello tiene mérito, hay que reconocerlo.
Por si no lo saben, o al menos no lo recuerdan con detalle, Sánchez Cabrera no iba para presidente de la Diputación en el año 2015. El candidato del Partido Popular, propuesto por la Ejecutiva Nacional, a instancia y con intervención de Casado, era otro, y resultó que aquel, más espabilado, le dio la vuelta al asunto.
Luego, miren ustedes, Sánchez Cabrera volvió a hacer lo mismo en las municipales pasadas, y aun cuando tuvo que salir de la Diputación por una moción, en razón de que ya había orquestado un nuevo partido, terminaría de Alcalde de la Ciudad de Avila.
Pues si Sánchez Cabrera fue capaz de hacerle esa jugada a Pablo Casado, considerándose amigos, y sin que aquel fuera el más aventajado de los espabilados, ya me dirán qué podía –y podría– suceder con otro Sánchez, Pedro de nombre, que, éste sí, es el primero de la clase de los espabilados, a fuer de ser totalmente amoral.
La jugada de éste último, que niegan desde Moncloa, y también desde Génova, más aún, lo niega el propio Casado, pero que es totalmente verídica, no solo porque Isabel Díaz Ayuso así lo ha declarado y es más creíble que Sánchez y Casado, sino porque ahí están las pruebas, fue encelarle diciéndole que había trapos sucios en la Comunidad de Madrid, en la propia persona de Isabel Díaz Ayuso y de su familia. Y el pardillo cayó en el cebo.
Como resulta que Casado tiene envidia y celos de Díaz Ayuso, a la par que miedo visceral no fuere a ser que terminare por desplazarle de la Presidencia del Partido, se dijo, esta es la mía: «me la cargo».
Cualquier persona lista y astuta, habría visto enseguida la maniobra y se habría servido para volverla en contra del Celestino, contando para ello con Díaz Ayuso. Pero como quiera que tales atributos no concurren en Casado, ni tampoco en su mano derecha, Teodoro García Egea, resultó que se lanzaron al galope contra la Presidenta no dudando, incluso, en vulnerar la Ley para conseguirlo.
Como Díaz Ayuso tiene «dos ovarios» –y perdón por la ordinariez, pero es necesario a veces ser muy expresivo y nada mejor para ello que el uso del lenguaje popular–, les ha plantado cara y ha puesto a Casado, a Teodoro, y a otros más, patas arriba.
Diré que para éste que suscribe –y espero que también para los votantes del PP–, que es mejor que haya sido Díaz Ayuso y no Sánchez el que haya evidenciado lo que vengo exponiendo y, en definitiva, que Pablo Casado no ha terminado de brotar, ni lo hará nunca.
Lo mejor para él y para el PP es que se marche a casa, dignamente. 
Parece ser que cuando se presentó a las primarias para la Presidencia del PP le prometió a su mujer que si no ganaba lo dejaba. Lo que ha sucedido ahora es una derrota más elocuente y relevante.
Si tú no eres espabilado, sino eres capaz de saber quién es tu amigo y quién tu enemigo; quién te engaña y quién no; la única salida es dedicarte a una actividad más sencilla, donde no se tenga que tratar con la gente, donde no se den dentelladas, y la política, sobre todo hoy en día, no es para personas que no sean espabiladas, porque, como decía siempre mi padre: «Pablo, tienes que utilizar el ojo del cogote, que es el que más ve». Si no tienes ese ojo, no ves todo lo que sucede en la vida.
Lo dicho, hay personas que no terminan de brotar.
En la película de José Luis Cuerda, el que no brotaba era otro personaje más, simpático y agradable, pero en la vida real esas personas no tienen espacio.