Ester Bueno

Las múltiples imágenes

Ester Bueno


Nosotras

25/11/2022

Si miras a los ojos a cualquier mujer del mundo puedes ser partícipe de todo lo que hemos penado, nosotras, las mujeres. Porque el sufrimiento aunque no sea en carne propia se hereda de unas a otras, y está en todas, en esa inconsciencia ancestral de lo heredado sin querer.
Somos un colectivo uniforme, los seres humanos. Da igual, la raza, la orientación sexual, las ideas, las capacidades, el físico o los defectos. Le pese a quien le pese somos parte de un todo que conforma mundos y cada uno, con su propia conciencia, forma parte de la sociedad que construimos y de la que somos responsables en nuestro ínfimo porcentaje de influencia. Toda contribución personal a que algo vaya mal pasará a engrosar el dolor del mundo, pasará a una genética no concisa que atravesará eras y llegará a los que vengan en forma de miserias y de indecencia.
Especialmente las mujeres tenemos una herencia de la que no nos podemos deshacer, de la que es imposible desasirse porque hemos acarreado pesares y soportado la ignominia de todas las formas posibles, de todas las maneras imaginables. Y lo malo es que hoy, en este día 25 de noviembre de 2022, seguimos acumulando ataques, desprecios, miseria y violencia. 
Esto es un plural incontestable, somos todas las que lo aguantamos, porque por esa herencia no escrita, no descrita, cuando atacan a una, nos atacan a todas, y ese sentimiento de pertenencia, salvo deshonrosas excepciones, no creo que  exista en ningún otro colectivo. Hemos aprendido a protegernos para sobrevivir. Hemos aprendido a cubrirnos las espaldas para ser más fuertes. 
Dejando de lado lo anecdótico de un comentario a destiempo o de una frase dicha por una contra otra en momentos de desazón puntual, no conozco a ninguna mujer que no llore con otra cuando la ve indefensa, golpeada, denostada, despreciada, aniquilada en su propio yo, o maltratada en su más íntimo, en su pensamiento. Somos solidarias con nosotras, nos acompañamos cuando el dolor por la pérdida de alguien querido nos deshace, nos unimos, con o sin oraciones, por las que no pueden hablar, por las que no se pueden expresar en alto.
No conozco a ninguna mujer que escuchando relatar a otra un episodio de violencia de género no la tome la mano ni la sostenga la mirada para decir que salir es posible. No conozco a ninguna mujer que viendo a otra cubierta por un burka, a la que se le niega la educación o un médico en un parto, se quede impasible; no conozco a ninguna mujer que sabiendo de niñas sometidas en la pubertad a infibulaciones o ablaciones, no levanten la voz contra esa barbaridad; no conozco a ninguna mujer que acepte el hecho de que existan matrimonios con niñas pequeñas sin mostrar su asco y su desprecio; no conozco a ninguna mujer que le diga a otra que tiene que aguantar a una pareja que la maltrata psicológicamente porque la sociedad es así; no conozco a ninguna mujer que lapide a otra por tener que prostituirse por avatares de la vida; no conozco a ninguna mujer que esté de acuerdo con que mujeres inocentes sean rociadas de ácido como venganza por algo hecho por un hombre de su familia; no conozco a ninguna mujer que acepte la desigualdad de trato en su trabajo por el único hecho cierto de ser mujer.
Estoy tan orgullosa de todas las mujeres que conozco, las que son mis amigas, mis hermanas de camino, mis referentes, y también tan orgullosa de todas esas mujeres que no conoceré nunca pero que sé que llevan consigo ese sufrimiento incontenible de la humanidad, que no puedo por menos de escribir hoy sobre ellas. Es un día en el que versar sobre nosotras, todas. Es un día en el que la herencia que transcribe de norte a sur y de este a oeste nuestro poder, nuestra valentía, nuestra valía, ha de estar presente en todas partes: en los medios de comunicación, en los versos, en los verbos, en los brindis, en los duelos.
Visibilizarnos; seguir apoyándonos; dar voz; estar en la retaguardia pero activamente; volar por las que no pueden; tener un pensamiento por las que murieron sin ser defendidas; orar de la manera que sepamos por las que no ven salida; estar atentas a las que nos necesitan; seguir siendo «nosotras». Los plurales muchas veces son imprescindibles y este es uno de ellos.