Francisco I. Pérez de Pablo

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Francisco I. Pérez de Pablo


La "nueva normalidad" de la muralla

23/06/2020

Hemos vuelto a la normalidad o al menos eso parece. Ávila sin llegar a cumplir las cuatro fases que el Gobierno dispuso para llegar a la mal denominada «nueva normalidad» (sea por culpa del virus, o por nuestra cercanía a los madrileños), tiene por delante un horizonte incierto –como la mayoría de territorios–, pero si cabe Ávila tiene menos recursos para afrontar no ya una desescalada, sino una verdadera reconversión y me da la sensación que ni hay fuerzas, ni hay talento más allá de fiestas y saros que según la entrevista realizada al Alcalde –publicada el pasado domingo– ello es un signo de que la Capital está mejor. Debe ser por esto que a pesar de los riesgos y la decretada suspensión regional de fiestas aún se mantiene la irresponsable celebración del mercado medieval a primeros de septiembre.
Con la normalidad ha llegado también la novedad. La muralla (orgullo de los abulenses y luego del resto) es un signo facha y opresor al entender –más bien poco– de la dirección general de Diversidad Sexual y Derechos LGTBI del Ministerio de Igualdad del Gobierno de España –Boti García Rodrigo es su responsable–. El hecho de ser Patrimonio de la Humanidad no le ha eximido de ser identificada como un signo machista, homofóbico y violento. La muralla de Ávila tenía algo (los que a diario corren o pasean alrededor de su anillo seguro que lo habían ya notado, incluso contemplando su extensión desde lo cuatro postes) y no sabíamos que era hasta que la «nueva política» nos lo ha descubierto.
 Así lo han recordado en un tuit que ha corrido por las redes sociales para reivindicar la diversidad sexual, la igualdad de trato y oportunidades, que digo yo que «apropiarse» de sus 87 cubos, 9 puertas y 2500 almenas de imponente grosor y altura les habría venido mejor a un ideario y una lucha que en ocasiones y por momentos es algo cansina, displicente y deliberadamente insultante como se ha visto. Supongo que también será facha y homófoba la puerta de San Vicente de la muralla de Ávila que da entrada Poble Spanyol de Montjuic ( Pueblo Español) que es una síntesis de la arquitectura y riquezas culturales españolas. Pero claro es Cataluña.
Qué pensarán los miles de homosexuales y heterosexuales cuando utilicen el millón de monedas de 2 euros que el mismo Gobierno puso en circulación hace poco más de un año y en cuyo anverso el grabado es una figura de un fragmento de la muralla de Ávila. Qué pensaran los turistas cuando vuelvan a venir y se suban a la muralla. Se volverán a fotografiar sabiendo que según el Gobierno lo hacen ante un monumento opresor a la comunidad gay, lesbiana o transexual,  y los guías turísticos tendrán que explicar este «nuevo» descubrimiento. 
Han pedido perdón –que menos–, pero no es suficiente, pues el poso ahí queda. Unos por hacer la muralla más LGTBI, y otros ( a los que este error político les da pie) por hacerla más machista y homófoba utilizando ambas corrientes unas piedras inertes –cada vez más húmedas– que solo contemplan el paso del tiempo. No es cuestión de recompensas, pero el Gobierno debe indemnizar un daño premeditado y unos perjuicios (eliminar prejuicios hacia Ávila y su muralla sería deseable también). Cabe otra posibilidad que seguro los asesores  de ese organismo público se les pueda haber pasado por la cabeza y que consistiría en derribar los dos kilómetros y medio de piedras, total está de moda borrar el pasado. Luego se puede reconstruir con látex. Y todo esto en la «nueva normalidad».