Gonzalo M. González de Vega y Pomar

En mi azotea

Gonzalo M. González de Vega y Pomar


Gracias por tanto

05/11/2022

Para recordarnos a todos los que formamos parte de la Iglesia y de su misión que, juntos, podemos lograr una parroquia viva, comprometida, apasionada y entregada a los demás, mañana domingo, a propuesta de la Conferencia Episcopal Española, se celebrará el Día de la Iglesia Diocesana. Con este motivo la diócesis de Ávila, al igual que realizan las restantes sesenta y nueve que hay en España, nos invita a recordar la, a veces desconocida, intensa actividad pastoral, evangelizadora, educativa, cultural y social que lleva a cabo en nuestra provincia. Lo hace a través de una revista, que presentó anteayer jueves el obispo administrador diocesano, don Jesús García Burillo. La publicación nos ofrece una serie de importantes datos, que conviene tener en cuenta para así conocer cuánto y bueno hace por la sociedad y que algunos critican, especialmente los que están lejos de ella, por desconocimiento y porque todo aquello que huele a Iglesia les incomoda,
La diócesis de Ávila cuenta, para su actividad evangelizadora con sesenta y cinco misioneros, en diferentes partes del Mundo. Para la labor pastoral dispone de cuatrocientos setenta religiosos y religiosas, doscientas dieciocho monjas de clausura, cuatrocientos dieciséis catequistas, siete seminaristas, un diacono permanente y ciento cuarenta y un sacerdotes diocesanos, que atienden las 266 parroquias y los 15 monasterios abiertos al culto, donde, según datos correspondientes a 2021, se celebraron 645 bautizos, 529 confirmaciones, 781 primeras comuniones y 138 matrimonios. 
La Iglesia abulense desarrolla igualmente una importante actividad educativa en los doce centros católicos de enseñanza, de los que diez son concertados, con más de diez mil alumnos, 235 trabajadores, 616 personas que ejercen como docentes y cincuenta y ocho profesores de religión, quienes imparten conocimientos a los doce mil escolares, que estudian en centros públicos y concertados.
En el ámbito social la diócesis de Ávila dio respuesta a 512 personas que acudieron a sus dos centros de promoción del trabajo, atendió a cerca de dos mil doscientas personas en situación de pobreza, en dieciséis puntos diferentes de la provincia,  así como a los ochocientos sesenta y seis jóvenes y menores, que solicitaron ayuda, en los tres centros que dispone para ellos y para la tutela de la infancia, como también a las quince personas que se acercaron al centro para la defensa de la vida y la familia. Su labor se extiende igualmente a los drogodependientes y fueron 486 quienes acudieron al Centro de Rehabilitación que dispone para estas personas. No se olvida la Iglesia en esta provincia de los ancianos, enfermos crónicos y personas con discapacidad. A seiscientas sesenta atendió en diferentes casas.
Cáritas, que también pertenece a la diócesis y cuenta con doscientos cincuenta voluntarios en la provincia, ha realizado y continua desarrollando –más ahora con la crisis que estamos sufriendo– una loable acción en beneficio de todas esas personas vulnerables con desprotección social. Unas que, por no disponer de medios, están faltas de comida y se les hace imposible afrontar las facturas de luz y calefacción por lo que, a su pesar, se ven obligadas a acudir a esta organización de la Iglesia, para obtener ayuda. Otras, especialmente extranjeras obligadas a dejar su país, necesitan de un techo para albergarse y no tener que dormir en la calle. A ellos se les brinda el Hogar Santa Teresa. En estas fechas está completo, por lo que son varias las familias alojadas en pensiones y hostales –pagados por Cáritas– que esperan regularizar su situación en España y ser derivadas a otras ONG, que se hagan cargo de su situación. Hasta el pasado septiembre han sido más de mil las intervenciones en favor de estas personas. Otra organización diocesana, que realiza un interesante trabajo, con proyectos para mejorar la calidad de vida de personas en países subdesarrollado, es Manos Unidas, a través de las ayudas que reciben de sus socios. En Ávila hay cerca de quinientos.
Una labor encomiable de la Iglesia diocesana abulense, sufragada en su mayor parte por las aportaciones económicas de los fieles y llevada a cabo por la entrega personal de cuantos, generosamente, dedican su talento, recursos y tiempo a quienes más lo necesitan. 
A todos ellos, gracias por tanto.

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