Julio Collado

Sostiene Pereira

Julio Collado


Navidades

14/12/2020

Sostiene Pereira que el humor de Domingo del Prado va a alternar los lunes con estos comentarios y que se ha alegrado al saberlo porque no está el «horno para bollos» y la crispación o el viejo golpismo campa a su aire. Así es que, si la mejora en los estragos pandémicos se une al humor del día a día, «miel sobre hojuelas». Está un poco harto de la mala leche que destilan las redes sociales, algunas radios y periódicos, algunas manifestaciones callejeras y las pocas conversaciones que deja oír el tapabocas. Parece que, para algunos, el Gobierno democrático, fruto de las urnas y del Parlamento, es ilegítimo de nacimiento y les molesta tanto que lo apodan insistentemente como socialcomunista, filoetarra y rompedor de España. Como a la Ley Celaá. Un lenguaje, como se ve, de épocas negras felizmente pasadas. Por eso, aplicar el humor para bajar el diapasón, tomarse la vida como una comedia, no como una tragedia permanente, y reírse sin odio de las tonterías tras las que el hombre pierde el tiempo y la cordura, es lo más sano para salud del cuerpo y del alma. Así es que sean bienvenidos esos romancillos de andar por casa para empezar el lunes como si fuera Domingo. 
Dentro de esas insignificancias pejigueras en las que, estos días, gastan el tiempo del personal es cómo se van a celebrar las Navidades este año. Radios, periódicos, redes, hosteleros y tutti quanti se han confabulado para hacer que las próximas fiestas sean añoradas tal como se hacían en años pasados como si siempre hubieran sido así o como si no hubiera, quizás, una forma más natural, sincera e íntima de celebrarlas. Por no hablar de lo religioso, que hace tiempo se perdió. De este modo, la falta de libertad de movimiento por culpa de la covid se resuelve en un dolor previo y magnificado. ¡Qué diferente sería si ese futuro próximo se viera desde el prisma de la necesidad de perder un poco de libertad provisional para, con la ayuda de la vacuna, la primavera y el verano traigan más vida y más alegría! Las prisas son un mal endémico de esta sociedad. Ya lo pensaba el saber antiguo: «Vísteme despacio que tengo prisa». A la vista de las lamentaciones que se oyen, pareciera que las comidas, las cenas, los encuentros por tradición, a veces forzada, y los obligados viajes no pudieran posponerse para otras fechas y otros días. Pareciera que los deseos de «Felices Fiestas» no pudieran decirse en cualquier momento y circunstancia; con el añadido que sonarían más sinceros. No es extraño que para muchos los días de Navidad resulten empalagosos y para muchas mujeres (sobre todo) un exceso de trabajo y de preocupación por qué platos preparar. 
Por eso, sostiene Pereira que le resulta artificial e insignificante la discusión sobre las luces navideñas en las calles mientras pasan de puntillas otros problemas de la ciudad y de la provincia. Entre ellos, el Convenio sobre los bomberos en una pugna de «egos» entre el Ayuntamiento y la Diputación. La bronca permanente entre los exPP y los PP se ha estrellado también aquí. La provincia debía de tener hace tiempo, si la Diputación no fuera un paquidermo, Parques Comarcales  de Bomberos y si el Ayuntamiento no abusara de prepotencia, habría facilitado una solución urgente. Este enfrentamiento hace que todos los problemas se agudicen: el agua, la antigua estación de autobuses, la piscina del Sur, el cierre de comercios, los problemas hosteleros, el abandono rural, la depuración del Adaja y otros más que dependen de un buen entendimiento entre Junta y Ayuntamientos. 
Así es que, dejando por un momento esos problemas, animado por la mejora en lo principal, que es la salud, siguiendo los consejos de prudencia de las autoridades científicas y políticas, apostando por unos días más íntimos y con menor consumo para contribuir lo menos posible a la destrucción del medio ambiente, rodeado de libros, de buena música y de los “allegados, muy allegados” y paseando para disfrutar de lo que la naturaleza le regala, volverá a disfrutar de unas ricas sopas de ajo para celebrar la Navidad y recibir con serenidad lo que depare el próximo año. Porque nada está escrito, buena gana de preocuparse por el porvenir. Como escribió el gran Góngora, disfrutar de lo más sencillo es la mayor sabiduría del vivir: 
«ANDE YO CALIENTE
y ríase la gente.Traten otros del gobiernodel mundo y sus monarquías,mientras gobiernan mis díasmantequillas y pan tierno,y las mañana de inviernonaranjada y aguardiente,y ríase la gente.Coma en dorada vajillael príncipe mil cuidadoscomo píldoras dorados,que yo en mi pobre mesillaquiero más una morcillaque en el asador reviente,y ríase la gente...Cuando cubra las montañasde plata y nieve el enero,tenga yo lleno el braserode bellotas y castañas,y quien las dulces patrañasdel rey que rabió me cuente,y ríase la gente...»