Francisco I. Pérez de Pablo

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Francisco I. Pérez de Pablo


Castilla y León cerrada y encerrada

24/11/2020

Los datos –la curva– de la pandemia en Castilla y León son malos sin paliativos comparándolos con las diecisiete curvas diferentes como si de un circuito de scalextric se tratara. Eso o todos los diecisiete territorios autonómicos no están diciendo toda la verdad. No acabo de alcanzar el porqué de estos datos y por ello me pregunto si en el Gobierno bicéfalo de la Región no es hora de poner sobre la mesa  junto con la palabra frustración la palabra fracaso o cuando menos fiasco. Descalabro por unas durísimas, confusas, contradictorias y mal orientadas medidas de política territorial, antes que sanitarias, impuestas a unos silentes castellanos a los cuales les están abatiendo sus hogares y desmantelando negocios. 
El Sr. Igea –vicepresidente de la Junta–, como la Srª Casado –consejera de Sanidad–, ambos médicos en tareas políticas, no están consiguiendo ser efectivos, ni decisivos ni en la lucha contra el virus, ni en la ordenación territorial sanitaria y paralelamente están dejando un reguero de «muertos» vivientes en la economía regional. A todo esto se suma un inicio de legislatura en lo sanitario para Ávila algo confuso cuando la propia Consejera se precipitó contraria a  la llegada de la radioterapia o se cuestionaron los consultorios rurales. Ahora estamos con lo del helipuerto sanitario.
La Región en la desescalada no alcanzó íntegramente la fase tres. En verano se confinaron algunas localidades menores, y acabado el estío han sido las principales capitales de provincia –Ávila se ha librado por el momento– las que han ido «sellando» a todas por igual con poco sentido. Se ha acordado el cierre perimetral de toda la vieja castilla –ni la peste o el tifus detuvo a los Reyes Católicos en su afán de reconquistar y conquistar–, se limitaron y posteriormente se han cerrado incomprensiblemente negocios de restauración, ocio o centros comerciales y como correa de transmisión otros muchos. En abril las concentraciones –desproporcionadas– a la puerta de los hospitales eran para aplaudir a sanitarios, efectivos de seguridad y pacientes. En noviembre las concentraciones son reivindicaciones de los profesionales sanitarios (desempeñan su arte con conciencia y dignidad) contra imposiciones normativas.
En el gobierno de coalición de Castilla y León (PP-Cs) Sanidad o Economía son de plena competencia del partido naranja y por el momento no han demostrado solvencia, ni efectividad. Igea, manda, dirige y marca el ritmo del ejecutivo regional sin admitir ni injerencias, ni cuestionamiento alguno, incluso ya dejó caer al principio de la pandemia que si alguien osa a ello las consecuencias serán imprevisibles. La brecha existe y empieza a ensancharse. Mañueco –presidente– acomodado en el  pacto deja hacer y se aparta del «virus» en espera de que llegue la vacuna, pero lo mismo cuando llegue la dosis puede ser inocua en el plano político.
Seguro que existen explicaciones –otra cosa es que sean convincentes– para tener desde septiembre a una Comunidad extensa y en despoblación cerrada y encerrada, mientras Madrid (debe ser otro PP-Cs el que allí gobierna) que la triplica en todo está abierta y con estadísticas más que notables de disminución de la pandemia, sin perder impulso económico. Si la recomendación es de 7 o 10 días de cuarentena por qué confinar y cerrar al unísono ciudades, pueblos y actividades por quincenas y meses. Salvar la Navidad en un año de mierda parece el objetivo... para luego volver a cerrar.