David Ferrer

Club Diógenes

David Ferrer


Ana Iris

01/06/2021

En las numerosas entrevistas y artículos que a lo largo de este extraño 2021 han ido apareciendo sobre esta autora, apenas quedan claras tres cuestiones: que nació en 1991, que se ha venido a vivir a Ávila y, por último, que es la escritora favorita de los lectores de derechas. Sobre lo primero poco se ha de cuestionar y que, por tanto, Ana Iris Simón tiene lo que denominaríamos en intencionado juego de palabras como «insultante» juventud. No parece tan relevante este hecho teniendo en cuenta que la juventud no es un don sino un estado pasajero del que los inteligentes se sirven momentáneamente. Franco Battiato, de quien tanto hemos aprendido, susurraba: «viva la juventud, que afortunadamente pasa». 
En la segunda de las informaciones de los medios, especialmente online, se recalcaba que esta escritora y periodista vive en Ávila. Hábrase visto mayor osadía. Nada menos que a Ávila, por no decir que su elección ha sido lo más parecido a moverse al estilo de los pioneros americanos a Utah, a Kentucky u Oklahoma. Desconozco las razones de esta mudanza por parte de quien dedica buena parte de su libro Feria a un espacio aparentemente tan agreste y quijotesco como la Mancha. Pero bienvenida sea Ana Iris Simón a esta ciudad y a esta provincia. 
Y vayamos con la tercera de las acusaciones o menudencias. Feria es un libro ecléctico, en parte memorias, en parte novela que, en poco tiempo, ha alcanzado unas diez ediciones. Su editorial Círculo de Tiza, es pequeña por lo que el éxito ha venido como suele suceder ahora: más allá del boca a boca, el click a click, el trasiego y mención por redes sociales, foros y mensajes. Yo nunca he creído en lo de los libros de la izquierda o los libros de la derecha. Si un libro hay que leerlo porque es un dogma o un advenimiento para un lector de izquierda o para un lector de derechas, lo más probable es que no haya que leerlo. Me importan poco los poemas de combate de Marcos Ana o de la joven afroamericana Amanda Gorman como los textos de Ussía, si es que aún escribe. Al margen de lo puramente literario, la autora se ha visto envuelta en estas dos últimas semanas en el pim, pam, pum y abran fuego de los columnistas actuales por su intervención en un acto de Moncloa. ¿La causa? Decir ante el presidente algunas cosas claras sobre su generación y, otras, muy personales y más discutibles. Pero el fuego cruzado se ha abierto con las consabidas etiquetas de escritora facha, de escritora progre.
Yo he leído el libro dos veces. La primera lo hice víctima de esos prejuicios, opiniones y etiquetas. Y no me gustó, lo cual me resultó inquietante. Por eso, como un arqueólogo, tuve que hacer una labor de cata, profundización y despeje. A ver, que soy filólogo, que soy un lector de años como para amilanarme por estos odios o alabanzas de nuestros tiempos. He leído Feria de Ana Iris Simón de nuevo esta semana. Es, dicho de forma valorativa, un bonito estallido de fuegos artificiales, una mascletá donde unos cohetes muestran la belleza nostálgica de la infancia mientras que otros sencillamente aturden al espectador confrontándolo con su presente. Es un libro incómodo, como nuestro tiempo. Y por eso funciona. Como los carruseles.