Emilio García

Desde el mirador

Emilio García


Las (in)certidumbres del Gobierno

15/04/2022

El martes día 15 de febrero, tras el consejo de ministros, la portavoz del Gobierno señaló, entre un batiburrillo de cuestiones y como si aquello fuera de pasada, que le daban luz verde a la nueva Ley de Seguridad Nacional, con una supuesta «modificación puntual» que busca regular «los recursos estratégicos en situación de crisis». Y lo hacen sabiendo que tienen «la experiencia de la gestión inédita en nuestro país» que les ha proporcionado la pandemia. (Aquí podría decir que su nula gestión no da garantías para nada).
Lo que conviene que recordemos es que dicen «ofrecer certidumbres en relación a los recursos que el Estado tiene o con los que el Estado cuenta». Ésta es la clave perversa de la modificación de la susodicha Ley. Y lo certifica diciendo que esos recursos habría que utilizarlos «en caso de que tuviéramos que repetir una situación que altere gravemente la seguridad nacional». ¿Cuál serían los casos? ¿A qué situaciones se refiere? No, eso no se dice, porque así la interpretación siempre estará en la mano del que gobierna; se pone como ejemplo la pandemia, por lo que nos podemos echar a temblar.
Lo importante que debemos destacar –y que en manos de la izquierda dará lugar a cualquier felonía– es que la Ley viene a dar «poder» al Gobierno para «conocer con exactitud y en cada momento, los medios públicos, pero también los medios privados» con los que cuenta España y si «se declara una situación de interés para la Seguridad Nacional poder asegurar la movilización de los recursos de manera más eficiente». Por más que hable de cogobernanza y de integrar los recursos de las comunidades autónomas y las entidades locales, lo que están diciendo es que van a por todas (y por lo nuestro).
La credibilidad de nuestros gobernantes nacionales está en entredicho; sin embargo continúan en su intento de derribo del patrimonio particular, dejando a los ciudadanos al albur de sus iniciativas, que solo enmascaran los graves problemas.
Este Gobierno está a caballo de sus certidumbres y la asfixia e incertidumbre del españolito de a pie. Saben que cada paso que dan va en contra de sus gobernados y que, como se lo ocultan hábilmente y no hay respuesta, pues pueden seguir por ese camino.
Así las cosas, ante el déficit que arrastramos, la subida del IPC, la inflación galopante que nos abruma, los impuestos y los precios de la energía, ellos nos vienen con que bajemos la calefacción, organizamos nuestro frigorífico, que vayamos en bicicleta, que no comamos carne, que… Como ellos van en coche y les solucionan los problemas domésticos, disfrutan de las prebendas fiscales que les proporciona el cargo, no se dan cuenta que salir con el carro de la compra es un desafío.
Los camioneros han puesto en jaque al Gobierno y su actuación se proyectó sobre toda la sociedad, esa a la que Sánchez y sus ministros ignoran siempre. Pero la situación insostenible que hemos vivido no ha forzado una reacción inmediata de nuestros gobernantes. No, más bien todo lo contrario. Tan es así que Sánchez decidió viajar por Europa con el fin de alargar en el tiempo su obligación de bajar los impuestos del Estado. Los ciudadanos salen a las calles para protestar pero ni se inmuta; no es capaz de tomar decisiones en el mismo día, solo se dedica a anunciar lo que va a hacer pero que nadie cree que lo haga.
Es llamativo y paradójico que salga a la calle a la Policía Nacional y la Guardia Civil. ¿Para qué? Para que España no sufra los actos vandálicos de la «ultraderecha». Pero ¿no aprobaron una ley que lo permite y protege a los sindicatos? ¿Ah, que se trata de que han caído en su propia trampa? Todo un desgobierno ejemplificado en las decisiones de Grande-Marlaska.
Mientras, los camioneros, agricultores, ganaderos, pescadores, cazadores y todos aquellos ciudadanos que defienden su supervivencia familiar y mantienen a diario con sus trabajos el sueldo de sus señorías y del resto de españoles no son de interés para este Gobierno, a quien solo le preocupa su imagen.
Las (in)certidumbres que ofrece a diario nuestro Gobierno impiden que España pueda avanzar por el buen camino. Algún día lo insostenible caerá por su propio peso.