José Guillermo Buenadicha Sánchez

De la rabia y de la idea

José Guillermo Buenadicha Sánchez


La amistad

15/04/2022

Hoy cumple años un amigo, 55, los mismos que yo dentro de un mes. Podría haber escrito «Amigo», con mayúsculas, pero sería innecesario: ninguna otra letra haría nuestra amistad diferente a como es, quizás no la mejor del mundo, pero sí la nuestra, abarcando medio siglo de lo que llevamos vivido. Una de esas relaciones en las que no hace falta verse a diario, ya tuvimos tiempos de agotar el mundo juntos. Una amistad serena, flor que no precisa de mucho más riego, sino del disfrute conjunto de su plenitud.
La amistad. Parece un concepto familiar, pero es difícil de aprehender. Todos tenemos amigos; hasta un alumno recién llegado al colegio, como Feijóo a Génova, seguro que encuentra uno. Habrá gente más famosa a la que se arrimen falsos amigos, como le ocurre ahora a Emmanuel Macron, al que todos brindan una camaradería que quizás es enemistad a Le Pen antes que amistad verdadera. A otros, en horas bajas como Putin, seguro que al menos les queda un amigo. La amistad, como el amor, no discrimina guapos o feos, listos o tontos, de derechas, izquierdas o de la nueva transversalidad política. Surge en el encuentro de dos almas compatibles. Es posible que sea lo que les haya pasado a Fernández Mañueco y García-Gallardo: amistad a primera vista, al menos así nos lo venden, no una obligada por las circunstancias, como la que mantuvo el presidente de nuestra comunidad con Igea. Este último parece haber encontrado nuevos amiguitos en el grupo mixto.
Para que crezca una amistad no es necesario compartir gustos, ideología o aficiones. Nadie es amigo de su imagen en el espejo; no quiero otro yo, que bastante tengo con aguantarme a mí mismo. El apego surge muchas veces de la diferencia, sin caer en la vulgaridad de «alguien que me complemente». Mi amigo y yo discrepamos en muchos temas, pero compartimos cierta actitud ante la vida, nos reímos de las mismas cosas, recordamos experiencias comunes pasadas. La reciente relación entre Pedro Sánchez y el sultán de Marruecos, en su disparidad, acabará sin duda siendo el comienzo de una gran amistad, como en Casablanca.
Las amistades en los primeros años de vida marcan. Si hay suerte, crecen con la edad y ofrecen puntos de anclaje seguros. Cuentan que Suárez, al atravesar el desierto final de la UCD y la fundación del CDS, se refugió en sus amigos de la infancia para crear un nuevo núcleo de fieles. Me planteo si no será ese el problema del PSOE local, que no han sido amigos desde chicos. Aunque por otro lado debieran de serlo: con los años que llevan clavándose puñales ente sí seguro que eran pequeños cuando empezaron…
Un amigo no es un hermano, como se suele decir; con un hermano se comparten recuerdos, experiencias, progenitores e historia, pero no es alguien a quien se escoge, viene dado por la genética. Mas si me permiten el fácil lugar común, un amigo es un tesoro. Uno inesperado, que se encuentra sin buscarse. Al mío no le voy a desear 50 años más de amistad, que sería algo difícil —mas no imposible— de alcanzar. Solo quiero confirmarle que estaré junto a él, para ver el mundo con sus ojos, sabiendo que él lo escrutará con los míos. Porque eso nos hace mejores, porque eso nos hace ser más. Gracias y felicidades.