Francisco I. Pérez de Pablo

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Francisco I. Pérez de Pablo


Señora ministra, acuerde el regreso del Ejército a Ávila

30/10/2020

El Palacio de Polentinos albergo desde 1875 a 1993 la Academia militar de Ávila –cuerpo de intendencia–. Tras la pérdida de la Academia, el Palacio sigue afecto al ejército español albergando el Archivo Histórico Militar y un museo dedicado a la historia de la intendencia militar española. En el Pradillo –finca extrarradio de la capita– se estableció el campamento de prácticas de la Academia –1923– en terrenos cedidos por el Ayuntamiento. Hoy las amplias instalaciones del campamento están destinadas al Centro de Reproducción Equina nº 1. Ávila a cambio de cadetes recibió sementales.
Ávila siempre ha tenido venas castrenses. La abrupta salida de la Academia –un desagravio–, no compensada con los pencos, dejo un hueco social, económico y de empaque  que nunca se ha enmendando, ni reparado debidamente. Ello viene a cuenta de las noticias e informaciones recientes surgidas desde el seno del propio ejército de descongestionar Madrid y llevar bases a la España vaciada. Lo que haya de cierto en este plan es aún una incógnita, pero lo conocido no sitúa a Ávila como uno de los posibles destinos de esos contingentes, a pesar de su cercanía a la Capital de España (plaza a conservar).
Voces en los últimos meses han pedido que Ávila pueda albergar unidades militares. El alcalde socialista de Cebreros (agosto 2019) reiteró a la titular de Defensa el ofrecimiento para contar con la UME –su unidad de extinción de incendios y emergencias– en dicha localidad. En febrero de este año –preconfinamiento– el Ayuntamiento de Ávila a propuesta del grupo XAV propuso al Gobierno que asigne a la capital una unidad militar que «tenga su base y acuartelamiento» en la ciudad. La oposición municipal socialista calificó la propuesta como poco trabajada. Pues a trabajar que para eso se cobra. Una pugna localista, que de haber algo de cierto en el proyecto de descongestión militar, no beneficiaria las posibilidades de que se cuente con un millar de soldados con sus familias. No me cabe duda de que serían estupendamente acogidos en la fortificada Ávila del Rey y de los Leales.
A parte de la cúpula militar con mando en plaza para adoptar esta decisión, la jerarquía impone que sea la ministra de Defensa la que al final dé el «sí quiero». El hecho de que la ministra Margarita Robles (lo más solvente de un consejo de ministros de clara ideología objetora), haya sido diputada nacional – renunció al cargo a principios de año– con los votos abulenses, siendo cunera, debiera tener un peso y no precisamente escaso en la decisión final.  Para algo querría ser diputada en Cortes y ministra con cartera.
Ya que otros muchos siendo diputados o ministros no han sido capaces de dotar a Ávila de equipamientos e infraestructuras de las que hoy se adolecen, a la ministra la ocasión como dice el refrán se la pintan calva. Apelando a esos compromisos adquiridos en su día y a la generosidad mostrada por los abulenses con sus votos Ávila debiera estar marcada en ese plan de descongestión militar. Brigadas y regimientos tendrían en Ávila suficiente campo para su adiestramiento y sin duda para Ávila sería mejor inversión que el anunciado plan de terrenos donde se pretenden «enterrar» 34 millones€.  El ejército, hoy, ya no son tanques y bayonetas, sino EPIS, cisternas contra el fuego, hospitales de campaña, tecnología y digitalización. Señora ministra tome nota y acuerde el regreso del ejercito a Ávila.