Francisco Javier Sancho Fermín

De bien en mejor

Francisco Javier Sancho Fermín


Reconciliarse con la historia

26/02/2021

Algunos de los acontecimientos que nos han acompañado en estos días han sido fruto de mucha crispación, tanto en el ámbito ideológico como en la realidad de la calle. Situaciones que, más allá de las naturales discrepancias en el modo de entender y percibir las cosas, ponen en evidencia que hay un trasfondo de inmadurez o carencias que resultan preocupantes. Al fin y al cabo, las actitudes hablan siempre de algo que va más allá de las apariencias con las que se pretende justificar ciertas actitudes.
Lo cierto es que nadie de nosotros ha elegido ni el momento histórico, ni las circunstancias, ni el lugar donde nacer. Todos nos encontramos en un ambiente del que somos sujetos pasivos, pero en el cual estamos llamados a implicarnos activa y positivamente. La inmadurez nos suele llevar a considerar que siempre los otros son culpables de lo que nos afecta. Y si persistimos en esa actitud terminamos por buscar y encontrar siempre personas, instituciones o ambientes a los que acusar de todos nuestros males.
En el fondo del asunto, aun cuando irremediablemente estamos «condicionados» por lo que nos envuelve, esas actitudes son fruto de la renuncia a la propia responsabilidad. Por mucho que no nos gusten las circunstancias que nos ha tocado vivir, o que uno pretenda desentenderse de su historia, lo cierto es que nada ni nadie nos libra de la responsabilidad que tenemos o deberíamos ejercer. 
Es muy fácil culpabilizar a los otros, y muy sencillo encontrar «chivos expiatorios» sobre los cuales cargar las tintas. Pero eso no cambia nada. SI acaso, termina por enrarecer aún más el ambiente, y se termina potenciando una lucha de todos contra todos, donde el que piensa diferente enseguida es objeto de escarnios o de calificativos. El otro, los otros, dejan de ser personas para convertirse en objetos a eliminar. En el trasfondo de todos los momentos más negros de la historia de la humanidad siempre encontramos un posicionamiento semejante. No son las luchas ideológicas y de poder el verdadero problema. Eso es solo la apariencia de actitudes más hondas y enquistadas en nuestros mecanismos psicológicos.
Pienso que la base del problema se radica en los propios individuos humanos, especialmente cuando no asumimos nuestra propia historia, y cuando no somos capaces de reconciliarnos con las propias carencias, asumiendo la responsabilidad que a todos y cada uno nos compete. Todos hemos experimentado cómo en el proceso de la propia vida, antes o después, llega esa etapa que solemos llamar adolescencia, en la que, al despertar a la realidad, fácilmente uno toma posturas o actitudes de protesta, porque lo primero que descubre es que se le impone una realidad que ni le gusta ni la ha elegido. 
Es verdad que esa reacción o conciencia es positiva, en el sentido de que pone en guardia frente al inconformismo o la manipulación. Pero corre el riesgo de enquistarse negativamente en la persona y llevarla a mirar a los otros como los culpables de su situación y a caer en la trampa de perder su libertad y ser manejado por aquellos que le prometen la solución. Superar la adolescencia física y psíquica, supone abrirse a la conciencia de la responsabilidad. A pesar de lo negativo, ¿qué puedo hacer yo por transformar este momento histórico? Desentenderse o enquistarse en culpabilizar a los otros deja a la persona en una actitud de inmadurez que, a la larga, será un peso en su felicidad y en su implicación positiva a favor de un cambio y transformación.