David Ferrer

Club Diógenes

David Ferrer


Oblicuamente

17/05/2023

Dábamos en mi anterior artículo de esta sección Club Diógenes unas sencillas instrucciones para votar en oblicuo. Por si alguien se perdió mi humilde aportación de politólogo de escaso fuste, recordaré que se trata de una acción improvisada, un poco dadaísta, en la que, tras varios aspavientos, a mayor estupor de los interventores y apoderados de los partidos, uno elige casi por azar la papeleta de la urna y una vez depositada, se marcha tan campante y sin sonrojo a otros menesteres. Se puede hacer discretamente, que no lo note el vecino, o ejercitando los brazos arriba y hacia abajo o a los lados como si de unos estiramientos deportivos se tratara. Una prenda deportiva sería buen aderezo para ello. También se puede entrar en el aula de votaciones dando giros sobre uno mismo y solo cuando un leve mareo empiece a afectar al votante, se coge la primera papeleta que quede a mano antes de correr el riesgo de desplomarse. Como votar en oblicuo es un ejercicio para todas las edades, es posible hacerlo en casa y en pijama con las papeletas que se hayan recibido: se barajan, se meten en una caja y coges a ciegas una de ellas. Y te vas orondo al colegio electoral.
Igual que los políticos se fían de las encuestas, es en los bares de la ciudad donde yo recojo el interés o no que despiertan mis artículos. A veces mucho, a veces nada. Si alguna semana los parroquianos no me dicen nada, quiere decir que el artículo pasó algo desapercibido. A lo mejor escribí algo previsible o me fui por las ramas. Pero ha sido mi artículo de la votación en oblicuo el que ha tenido mayor aceptación como así me han manifestado los asiduos a los bares, esos templos de la razón, donde se dicen las verdades entre cañas, tapas de criadillas y oreja rebozada. Un paisano que se afanaba con un torrezno me dijo que iba a hacerme caso, y que pensaba votar así, «tal y como usted ha dicho y que salga el sol por donde sea». En el fondo, frente al enemigo latente y previsible de la abstención, le estoy haciendo un favor a todos los partidos concurrentes. Como el azar es caprichoso, y los hados o dioses personales suelen estar dormidos, lo mismo con este sistema tenemos el 28 algunas sorpresas: por un casual todos los votos se han ido al actual alcalde o, quién sabe, si a su antigua compañera de partido; quizá tengamos una alcaldesa de Izquierda Unida, quién sabe, o quizá le toque pactar con Vox bajo una invocación transicional a la concordia; o, quién sabe, si gracias a este método Ciudadanos sale de la fosa después de haber sido enterrados medio vivos, medio muertos. A lo mejor de carambola algún partido nuevo del terruño saca seis concejales o los socialistas abulenses se tienen que abrazar como salvavidas a los anteriores. 
Nos invita un lema de la campaña a votar lo que pensamos. También se puede decir al estilo de Quevedo (el escritor, no el rapero) «piensa lo que votas». Yo en general los domingos pienso poco y no me voy a cansar votando o botando lo que pienso. No sé. Ya me he hecho un lío. Creo que también votaré en oblicuo. Como sea.

ARCHIVADO EN: IU, Ciudadanos, Torrezno, Vox