Editorial

Las adicciones, la prevención principia en la familia

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En estos momentos, el Ministerio de Sanidad acuerda con las Comunidades Autónomas la distribución de 9,5 millones de euros destinados a políticas sobre adicciones, una cantidad idéntica a la que aprobó a finales de 2020 para el desarrollo de programas derivados del Plan Nacional sobre Drogas, lo que supuso para Castilla y León un total de 714.023,55 euros.

El tema de la drogadicción es socialmente transversal. Las adicciones son heterogéneas y lejos de ofrecer una muestra típica de laboratorio, en la realidad el abanico de las mismas incluye el tabaco, el cigarrillo electrónico, el alcohol, el cannabis, la cocaína, la heroína, las denominadas drogas de síntesis, las nuevas sustancias psicoactivas y también, cómo no, otro tipo de conductas adictivas.

El primer frente que debe reforzarse en esta batalla contra las adicciones es, sin duda, el de las familias. La prevención familiar del consumo de drogas y de trastornos adictivos sin sustancia, debe contemplar como primordiales las acciones enfocadas a evitar o minimizar el consumo de alcohol y tabaco, eso que algunos llaman eufemísticamente ‘drogas sociales’. Los padres son los primeros que deben dar ejemplo e informar de las realidades que conocen y que asumen como tradición, sobre todo entre los menores de 9 a 16 años. Así mismo, cuando el padre o la madre o culquier otro familiar sospecha que su hijo o su hija consumen drogas o están llevando a cabo conductas que podrían desembocar en algún otro tipo de adicción, los expertos recomiendan que debe mostrarse comprensivo pero firme, dándole a la cuestión la importancia justa, creyendo lo que se ve, compartiendo la preocupacion, confrontando, pero sin dramatizar una circunstancia que, abordada a tiempo, evitará conecuencias más graves.

El segundo de los frentes es el educativo, con los colegios e institutos como lugares privilegiados para educar en la prevención. También ocupan un lugar destacado, y no siempre tenido en cuenta, las autoescuelas (no olvidemos que en el caso de Ávila el programa de educación vial del Ayuntamiento es una loable iniciativa), y los talleres de formación de mediadores juveniles y monitores de ocio y tiempo libre en drogodependencias. En tercer y último lugar, una adecuada preparación y predisposición de los agentes de la Policía Municipal, de la Policía Nacional y de la la Guardia Civil, así como de los órganos municipales de inspección y concienciación, para afrontar el consumo de drogas entre los menores puede llegar a ser muy importante en toda esta estrategia, sin olvidar la vigilancia y persecución de la venta ilegal de cualquiera de estas sustancias.

En el plano del tratamiento, las entidades del Tercer Sector dedicadas a las drogodependencias y otras adicciones en sus respectivos ámbitos territoriales tienen que contar también con apoyo reglado y suficiente como complemento a los imprescindibles servicios públicos de atención.