Diego Izco

TIEMPO MUERTO

Diego Izco

Periodista especializado en información deportiva


De Gea

05/09/2020

Si lo pensamos fríamente, David De Gea cometió un solo pecado: comerse un mal disparo de Cristiano Ronaldo. Lo demás, pecados sobrevenidos: haber nacido en España, tener como pareja una artista, cobrar 12 millones de euros por temporada… ¿Pueden ser pecados estos tres? En principio no, ni siquiera veniales, pero todo depende del primero, o sea, ser español y tener una recua de compatriotas programados genéticamente para la envidia y posterior lapidación del paisano que falla. Desde ese punto de partida, todo es una semilla de la que puede nacer la crítica. ¿Cómo puede estar considerado como el mejor portero de la Premier League en el siglo XXI -llegó al United en 2011-, cuatro años premio Sir Matt Busby (el concedido al mejor jugador del club en la temporada)… y ser poco menos que un paria y un bufón en su propio país?

Por definir la situación y el personaje, diremos que David De Gea, a sus 29 años, es un porterazo víctima de la obsesión del público futbolero por tener siempre a mano una víctima propiciatoria sobre la que cargar la responsabilidad de un fiasco. Alguien del que echar mano cuando las cosas vienen mal dadas o con quien romper el hielo de la primera gran pitada. Un ejemplo bien reciente que ayuda a comprender este fenómeno tan nuestro: el mejor jugador de la plantilla del Real Madrid, Karim Benzema, lleva toda su vida bajo la lupa hasta que la crítica ha sido unánime (eso sí, dos fallos seguidos y un título del Barça volverían a darle la vuelta a la tortilla: «Es que no es un nueve ni lo que necesitamos»). Entonces, ¿son partidos como el que hizo en Alemania los que unirán de nuevo a De Gea con el gran público? No, demonios, por supuesto que no: siempre estará fiscalizado. Pero hay futbolistas cuya carrera es un eterno debate entre recibir críticas (casi siempre injustas) y tapar bocas.