Gonzalo M. González de Vega y Pomar

En mi azotea

Gonzalo M. González de Vega y Pomar


Confiamos en la labor de Cáritas

10/06/2021

La situación por la pandemia del Covid19 está mejorando en la provincia de Ávila y en otros muchos lugares. Son menos, pero tristes y dolorosos, los fallecimientos que ocasiona el virus. Se ha reducido el número de personas contagiadas y requieren estar ingresadas en centros hospitalarios; en las Unidades de Cuidados Intensivos ha caído el número de camas ocupadas por enfermos con coronavirus, aunque la edad media de ellos ha bajado considerablemente respecto a la de los primeros meses. La principal razón de esta mejoría es el alto número de abulenses vacunados. A fecha de ayer el treinta y tres por ciento de la población –53.500 personas– hemos recibido las dos dosis, a cerca del cincuenta por ciento –78.000– se les ha inyectado la primera y van a recibir el segundo pinchazo en los próximos días. La otra parte de la población está a la espera de ser citado para ser inoculados. También ayuda a este estado la responsabilidad de casi todos, aunque siempre hay quienes se pasan las recomendaciones sanitarias por el arco del triunfo conociendo las negativas consecuencias que para ellos y quienes están a su alrededor puede tener esas imprudencias.
Esto ha contribuido a bajar las restricciones y se reactive la economía.  Ya lo van notando pequeños y grandes comercios, la hostelería, los taxis y otros sectores que ven aumentar el número de clientes aun sin llegar a las cifras de antes de llegar el coronavirus. También lo podemos observar en el número de turistas que vienen a conocer y disfrutar de nuestra capital y provincia.
Pero no creamos que todo es positivo. Las consecuencias de la pandemia van a dejarse notar durante bastante tiempo sobre todo en esas muchas personas y familias vulnerables que están más empobrecidas y mal sobreviven gracias a la estupenda labor solidaria que desarrolla Cáritas. Desde el inicio de la pandemia está dando respuesta a numerosas situaciones de desamparo y frustración total, como señaló a los Medios el delegado episcopal en Ávila para Cáritas diocesana, Antonio Luis Nicolás. Una circunstancia que ha cambiado el perfil del nuevo demandante de ayuda pues a esta organización de la Iglesia, que mantiene el apoyo a las familias con las que ya estaba trabajando y cuya situación se agravó debido a la crisis, llegan ahora personas que tenían una vida más o menos estable pero el virus se la ha destrozado totalmente viéndose obligadas a cerrar sus negocios, a no poder seguir trabajando y quedarse sin recursos económicos para afrontar las mínimas necesidades.
Cáritas atendió el año pasado, solo en nuestra capital, a setecientas noventa y nueve familias (1.643 personas) lo que supone un treinta y nueve por ciento mas que durante 2019. Su ‘Hogar Santa Teresa’, que acoge a personas que no tienen techo para así evitarles tener que dormir en la calle, recibió el pasado mes de mayo a ciento setenta y ocho usuarios, número superior a los que utilizaron sus servicios en los doce meses de 2019.
Igualmente ha tenido que aumentar las donaciones de alimentos y productos de limpieza e higiene a familias en situación de vulnerabilidad, atender con ayudas económicas, para cubrir sus necesidades básicas de salud, vivienda y educación, a cerca de trescientas personas y de sus ropero, que recoge ropas en buen estado de particulares y tiendas, se beneficiaron más de doscientas cincuenta. A su comedor social llegan igualmente muchas personas, quienes bien ingieren comida sana y saludable en él o bien se la llevan a su domicilio.
Pero la labor de Cáritas no solo se ha centrado en estas asistencias durante la crisis sanitaria y económica. Continua con sus otros programas de ayuda en beneficio de aquellos que viven en situaciones difíciles o complicadas para ayudarles a salir de estas penosas situaciones. En Ávila destacan el de reinserción de reclusas y ex reclusas del centro penitenciario de Brieva, que ha beneficiado a veinticinco mujeres y con el de empleo, una apuesta para la promoción de las personas con acciones que hagan posible su inserción socio laboral, lograron que hasta el pasado mes de mayo más de cien personas encontraran un puesto de trabajo.
Hay que agradecer a Cáritas el gran trabajo solidario que desarrolla en beneficio de los más desfavorecidos acrecentado considerablemente por el Covid19. 
Gracias a su personal laboral que se desvive por quienes lo están pasando mal; gracias a los voluntarios que están al pie del cañón en las parroquias y proyectos así como en la atención telefónica; gracias a los donantes particulares y empresas, que con sus donativos hacen posible llegue la ayuda a quien la necesita; gracias a los centros diocesanos, congregaciones religiosas, parroquias y obispo, que ponen los recursos de la diócesis a disposición de Cáritas y gracias al conjunto de la ciudadania que ha acudido y acude a esta  organización de la Iglesia con el fin de contribuir a paliar el dolor de los que más sufren.
Una solidaridad de todos porque confiamos en la labor de Cáritas.