Álvaro Mateos

El Valtravieso

Álvaro Mateos


Recordar es volver a vivir

15/02/2021

Desde que la desgracia le tocó de cerca, y una cruel enfermedad se llevó a su marido en apenas tres meses un día de nochebuena, hizo de esta frase su leitmotiv y hoy llega el día en que, a buen seguro, la guarda en su memoria, a modo de jaculatoria que se transforma en el consuelo y en la esperanza de lo que siempre permanece.

“Recordar es volver a vivir” por lo visto fue un slogan de una marca fotográfica; una canción de Los Diablos, en los años 70; y una reflexión que describe Julio Cortázar en Rayuela: “Cada vez iré sintiendo menos y recordando más, pero qué es el recuerdo sino el idioma de los sentimientos, un diccionario de caras y días y perfumes que vuelven como los verbos y los adjetivos en el discurso.”

Palabras para una ilusión que estas semanas atrás han ido ligadas a una sensación de ir diluyendo el sujeto, para depositarse en un lugar inexplorado, cargado de sentimientos que ya no son transmitidos en palabras, pero sí en miradas a veces perdidas pero siempre agradecidas, en ojos vibrantes, en un espíritu libre que ansía volar.

El 11 de febrero, día de su santo y, en el que siempre tenemos presentes a nuestros enfermos, acaba de cumplir 89 años de una vida muy dilatada y nada fácil. Su rostro refleja cansancio, pero deja el brillo de una mujer imparable, como me la definieron precisamente al recordarla recientemente. Con una cuna toledana desterrada, de aquellos años de la dichosa guerra incivil, le quedan las marcas de la metralla y las bombas de los aviones que destrozaban Madrid.

Paradojas de la vida: ese mismo bando que hizo la vida imposible a su familia, terminó facilitándole la formación en la que destacó y supo transmitir, libre de odios y de rencores, tantas enseñanzas de docente, la misma profesión a la que se ha dedicado la inmensa mayoría de los suyos. Maestra y directora, siempre alumna entusiasta, el matrimonio le llegó tarde y se dio en cuerpo y alma a sobrinos y sobrinos-nietos, como ha hecho hasta antes de ayer.

Siempre vas a ser una mujer muy especial: luchadora, con mucho carácter, a veces… hasta nos tocaba discutir, y lo hacíamos enérgicamente. Pensando en los demás, incluso de más, no olvidaré todo lo que me has inculcado, porque me has enseñado muchísimas cosas: sobre todo, perseverancia, constancia y tesón, con el ánimo siempre vivo de aprender, de contagiarte de experiencia, siendo una de las primeras en poner en marcha actividades inéditas para los mayores en Ávila.

Eso sí; siempre has tenido un enorme defecto que te perdonaré: exageras ciegamente y con demasiada pasión cuando te refieres a mí.

Sé que cada lunes comprabas el periódico para leer esta columna e imagino que hoy sabrás de ella. Espero que cada línea sirva para darte las gracias, para que en tu interior resuene la música sonora de quienes te queremos, Lourdes; de tu familia y de todos los alumnos que han pasado por tus clases en tantos colegios: tu vida ha sido una lección y espero seguir aprendiendo de ella.