Domingo del Prado

Los lunes de Domingo

Domingo del Prado


«La vieja’l visillo»

16/05/2022

En este grande periódico
que es en Ávila el mejor,
con permiso y con la venia
del Serrano director,
diríjome a mis lectores,
que creo que son más de dos,
y en esta humilde columna
aprovecho la ocasión
para contar en primicia
lo que nadie les contó:
Los grandes espionajes
y el presunto gran follón
del Ce Eneí y los espías…
¡Ay, Dios mío, la que se armó!

Parece que a los secuaces
de don Charles PisdelMont
la Agencia de Inteligencia
varias veces espió…
¡pues querían, los muy ingenuos,
violar la Constitución!
Al ver que los espiaban
los del Estat opresor,
Don Rufián y la E Erre Cé
protestaron sin control,
y más de semana y media 
la tal protesta duró.
Tanto y tanto protestaron
que El Rufián se convirtió
en «protestante» converso,
lleno de fe y de fervor.
Y hasta el Presi Aragonés,
aunque no era de Aragón,
a su tocayo don Pere
con gran rabia lo llamó
y le pidió en catalán
—Pere, demana´Lm perdó.
A lo que don Pere Sánchez,
—el President opresor—,
chapurreando en catalán,
de esta guisa contestó:
—Parlarem un altre día;
no protestis, protestón,
que a mí también me espiaron,
y a mi Margarita Ró.
Dejatme vivir felit,
tranquilit en La Moncló,
y dejat de darme guerra,
no me toquéis un bemol,
porque estot bastante hart
de que me totquéis los dos…
En diciendo aquesta frase
aún más gorda se formó…
Y cayeron las sospechas
sobre el reino de Maroc…
aunque probar no pudieron
tan tamaña acusación.

Ante tan graves asuntos,
Don Iglesias se calló,
—y es normal que se callara,
ya no ocupa el casoplón
y llegó tarde en Al Ándalus
a presentar la inscripción
pa poder ir a las urnas
con el martillo y la hoz.

En medio de tal polémica,
Doña Margarita Ró,
a la pacífica Paz
con gran fuerza la apoyó.
Aunque cuatro días más tarde
no resistió la presión
y como botillo en olla
Margarita Ró explotó
y donde antes dijo sí,
aluego dixo que no,
y sin ningún miramiento
y sin más contemplación,
cesó a la buena de Paz
y así la guerra acabó.
Mas nos trajo la Esperanza,
y en rueda de prensa habló:
—No es destitución ni cese,
es simple… ¡sustitución!
La «rueda», más que «de prensa»,
«de molino» pareció…
pues con ruedas de molino
el pueblo no comulgó:
Quitó Paz, trajo Esperanza,
y tan ancha se quedó,
cual Pedro el Incombustible
que nunca entra en combustión.

Mientras esto sucedía,
por Castiella y por Llión
gobernaba Don Mañueco
con el Gallardo de Vox;
y en el sur, en el Al Ándalus,
cual flamenco cantaor,
el pisha Juan Mamor Heno
elecciones convocó:
—»Allá pa mediaos de junio,
cuando llegue la caló».
Entretanto, la Galicia
huerfanita se quedó,
pues su patriarca de ha tiempo,
el famoso Don Feijó,
mudose al piso de Génova
a ejercer la oposición,
frotándose entrambas manos,
mirando hacia La Moncló,
diciendo pa sus adentros:
—Cuando este salga, entro yo,
pues es muy mal cocinero,
¡ya se le pasó el arroz!

Aquí, La vieja'l visillo
llega ya a su conclusión:
—Léanme, si gustan, pero…
¡No me espíen, por favor!