Javier Santamarina

LA LÍNEA GRIS

Javier Santamarina


Arsénico por compasión

03/07/2020

La soberbia es un vicio que un intelectual no debería permitirse porque impide reconocer los errores de juicio o análisis que acompañan a la actividad reflexiva. Los académicos tienen la suerte de hacer grandes elucubraciones que rara vez se ven obligados a ejecutar ellos. Después, siempre tienen la oportunidad de criticar la deficiente aplicación práctica de sus seguidores.

John Bolton, igual que una élite norteamericana, tuvo una inusual influencia durante la presidencia de George Bush junior. Dio cobertura teórica y moral a una política exterior que siendo lo más generoso posible diré que fue un lamentable error y siendo más crítico diré que bordea lo criminal por chapucera. Este sujeto ha defendido la guerra de Irak, el bombardeo masivo a Irán, ha criticado el acuerdo con Gadafi para renunciar al desarrollo de armas nucleares en Libia y ha defendido hasta la extenuación el ataque a la Venezuela de Maduro. En su vocabulario, la palabra perdón o error no existe, porque siempre tiene razón.

Llegó a ser consejero de seguridad nacional con Donald Trump, hasta que ambos descubrieron que su apego por la fuerza militar no era secundado por el pragmático Donald. Por instinto, Donald Trump es aislacionista al creer que los intereses estratégicos están en juego en raras ocasiones. Y a mayores, tiene aversión a cualquier escenario futuro que no pueda controlar. En este punto, tampoco los militares están muy contentos con él al entender que su política en Siria no es muy honorable. La ruptura se fraguó cuando quedó claro que Trump no iba a impulsar nada bélico en la república bolivariana.

El nuevo libro de John Bolton intenta saldar cuentas con el presidente intentando decir que es un ignorante e impulsivo líder. Esta revelación sería explosiva si hubiese alguien que creyese que Trump posee un conocimiento exquisito en política exterior, talento que nadie pensaba que tuviera. Las preguntas importantes tienen que ver con qué parte de su política exterior es equivocada. ¿La que pide a la UE que gaste más en defensa?, ¿la que asume que es imposible ganar en Oriente Medio por métodos militares?, ¿la que entiende que China es el gran adversario a frenar?, ¿la que pide explicaciones a Alemania por su dependencia energética de Rusia?

Trump confunde aliados con súbditos y le ha cogido gusto a las amenazas económicas pero sus oponentes se equivocan al rechazar cualquier acto, discurso o estrategia que venga de él. La humildad intelectual debe derribar los prejuicios de todos.