Tras un nuevo intento de silenciar dictatorialmente al Consejo General del Poder Judicial, para que siguiese congelado el vergonzoso contador de los beneficiados por la Ley Montero, la verdad se ha abierto camino y se ha desvelado la vergonzosa cifra de casi mil beneficiados con reducciones de condena, a los que hay que unir más de cien que han obtenido directamente la libertad. De estos datos hay una parte de información que se ha obviado, es que un 70% de los que han obtenido la libertad son pederastas, es decir, gracias al gobierno compuesto por el PSOE, Podemos y Yolanda, nuestras calles se han llenado de auténticos depredadores sexuales con preferencia por menores. 
Ahora el debate político se centra en los acuerdos y desacuerdos de las enmiendas para cambiar la Ley Montero, lo que no va a cambiar es la suelta de estos delincuentes. Ese daño ya está hecho, ya no hay vuelta atrás. 
Todo aquel que se plantee pactar para gobernar con el PSOE en cualquier ayuntamiento, se subirá al carro de un partido marcado por el desastre social que ha provocado con esa ley. 
Nunca pagarán tanto daño como el que han causado como consecuencia de ignorar todos los informes respecto a esa ley y por las prisas de la ex de Pablo Iglesias para poder decir que la había sacado  adelante. Además lo más doloroso es que ni han mostrado arrepentimiento por su error ni han sido capaces de pedir perdón a las víctimas y a sus familiares, una demostración de desprecio y soberbia hacia los ciudadanos. 
A este gobierno el síndrome de la Moncloa les ha llegado antes de tiempo, esa creencia de pensarse los que desde allí dirigen el país que son infalibles, que el cargo es suyo a perpetuidad y que los ciudadanos somos ignorantes, no sabiendo agradecer a estos próceres de la patria la labor que desempeñan. 
Estar en política es una labor de servicio a los demás, en muchos casos, abordando situaciones difíciles y desagradables, pero no es pertenecer a una casta que está por encima del resto de los ciudadanos.
La política es algo pasajero, temporal y caduco. A examen cada cuatro años y debiendo dar la cara ante aquellas personas que depositaron la confianza en cada uno de los cargos que acaban desempeñando labores tanto en el poder ejecutivo como en el legislativo.
Quizás por eso será que este masificado consejo de ministros ignora por completo esas líneas maestras que deben guiar a cualquier político y de ahí su desconexión, tanto con la realidad como con los ciudadanos, creyendo que por tener dominados los medios de comunicación y el relato de la realidad van a poder engañar a todos los ciudadanos con asuntos tan graves como la suelta de violadores y pederastas que estamos viviendo de forma constante a lo largo de la semanas. 
La política es el medio por el que se sirve a los demás, en el momento que se convierte en el fin para servirse a uno mismo es cuando se abre la pitera por la cual la soberbia, el endiosamiento y la corrupción tienen vía de entrada para acabar pervirtiendo al político que aborda así su tarea.
Está claro que en la sociedad ha calado la mala reputación referida a aquellos que se dedican a la política, por algo será, nada es fruto de la casualidad.