Editorial

Una estrategia oportuna para el desarrollo local

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Planes industriales ha habido varios; pero este, denominado de Fomento, parece el intento más serio y reglado de todos

Este lunes 22 de junio, en la sede de la Diputación Provincial, se retomarán los trabajos presenciales del Plan Territorial de Fomento para Ávila, el nombre técnico que hace referencia a una estrategia interinstitucional que pretende reindustrializar la provincia, y en el que venía trabajándose desde el pasado año hasta que la crisis sanitaria lo frenó en seco a mediados de marzo.

De hecho, Junta de Castilla y León; Ayuntamiento de Ávila; Diputacion Provincial; y agentes sociales y económicos habían presentado sus propuestas, medio centenar de las cuales se habían encumbrado a la agenda de lo perentorio y sustancial a juicio de unos expertos que, hasta el estallido del confinamiento, habían analizado prácticamente la mitad de las mismas.

El Plan Territorial de Fomento para Ávila, cuyo formato, concepción y desarrollo potencial no son una excepción en Castilla y León, se erige como una de las más serias intenciones recientes de afrontar con garantías el desequilibrio de que adolece Ávila en el contexto de la macroeconomía regional. Planes industriales ha habido unos cuantos, pero casi siempre papel mojado, sin el imprescindible paraguas presupuestario y financiero. Parece que ahora va en serio y que, si ya lo era antes de la crisis sanitaria, su oportunidad está hoy fuera de toda duda. El tejido productivo de Ávila continúa demasiado lastrado por una malla de micropymes, y por un sector servicios que absorbe el 80 por ciento del empleo y que se ha manifestado como piedra angular de la economía abulense. Con la caída de la construcción, y sin restarle valor al turismo, a la hostelería y al conjunto del segmento terciario, una economía sana es una economía diversificada. La industria, como el sector agropecuario –que merece un capítulo aparte– son dos pilares a los que nadie en España, y por supuesto en Europa, está dispuesto a renunciar si no quiere arriesgarse al sometimiento permanente a incertidumbres como la de la crisis sanitaria u otras que puedan imponerse en el futuro. Una oportunidad que se hace mayúscula al irrumpir la noticia de la crisis de la multinacional japonesa Nissan en España, inoculada ya en la segunda mitad de la década y que a punto estuvo de llevarse por delante la propia factoría de Ávila, amenaza que pende actualmente sobre las plantas de Barcelona. La reconversión de la fábrica abulense en planta de componentes de la mano de la Alianza con Renault en Castilla y León, parece una alternativa viable, sin dejar de mirar de reojo la propia reestructuración de Renault en España. El sector de la automoción sufre su particular terremoto, razón a mayores para forjar una política seria de industrialización en Ávila. 

Pero este plan, que tiene que cristalizar en soluciones reales, tiene que complementarse con la mejora urgente de las comunicaciones de la provincia tanto por tren como por carretera. Esta batalla es tan ineludible como la industrial.