¡Se ha ido la luz! Gritaba una señora diez minutos antes de las siete de la tarde de este jueves, asomando la cabeza por debajo del dintel de la puerta de una de las casas que da a La Canasta de Pradosancho. Resulta que un trabajador de 45 años había sufrido una descarga eléctrica, después de que una de las máquinas de las obras que se están realizando en la Avenida de la Inmaculada picara un cable subterráneo y dejara sin luz a unos 2500 clientes. Al cabo de unos minutos, Iberdrola decidió advertir de que el suministro de luz estaría cortado cerca de tres horas: «Me han mandado un mensaje los de la compañía y dicen que hasta las diez menos diez no vuelve la luz», espetaba otro vecino de la calle Palencia exaltado ante tal «despropósito, ¡es un despropósito!»
– «¡Se ha electrocutado un señor!», soltaba la primicia la de enfrente desde su ventana.
– «Hasta las diez menos diez», respondió el de las diez menos diez.
– «¿Pero me estás escuchando? ¡Que se ha electrocutado un señor! Me ha llamado una amiga que vive por ahí arriba y me ha contado que se ha electrocutado un señor». Y de nuevo la primicia, pero ahora con su fuente en un 2x1 que ni el Mercadona «en tiempos de Putin».
En cinco minutos, todas las manzanas del barrio de la Encarnación habían hecho méritos periodísticos para cambiar la portada ya maquetada del día siguiente de cualquier periódico, gracias al trabajo infatigable del marujismo de garita. 
De pronto, en apenas una hora y de manera sorpresiva a tenor del precedente del mensaje de la compañía que había recibido el de «las diez menos diez», Iberdrola subsanaba la avería, el electrocutado -a Dios gracias- entraba por su pie en la ambulancia camino del hospital y el gremio periodístico de visillo, rulos y audífonos sin pilas se metía en casa. Todo en orden.