José Ignacio Dávila

Pensando

José Ignacio Dávila


Libre información, crónicas en la vida

16/04/2021

La importancia de los medios de comunicación y la plural manifestación de la libertad de información debe ser sin trabas, sin trinchas ni ataques ideológicos en la libre manifestación de la libertad del individuo y opinión; pero de vez en cuando es atacada. Cuando pasa algún tiempo y se debilitan los afanes democráticos, podemos encontrar episodios en vueltas y vuelos hacia el pasado en materia de la defensa de los derechos fundamentales, entre los que se encuentra la libre información, surge la colocación de periodistas y medios de información en la diana y de las voces a silenciar, de las imágenes que borrar, y volver a la conducción bajo las reglas del pensamiento y de opinión hacia al corral del ganado molesto y puesto a los pies y criterio del interés del mandarín en plaza;  y chitón porque no se admite oposición. 
De una vez y para siempre, hay que recordar que las declaraciones de derechos tienen la función de defensa, de protección de los ciudadanos frente al Estado en la evolución del constitucionalismo. Una de las protecciones importantes es ir contra los ataques a la libertad de información sobre lo que nos pasa, evitar que nos rompan el equilibrio con la suma opciones de información sobre la realidad: la prensa y la difusión libre de la opinión para informar es uno de los pilares básicos que da soporte a la suma de opciones acerca de nuestra realidad social, política, y libre participación en una sociedad que se mide por su respuesta a los valores y principios de un Estado Social y Democrático de Derecho. Cada día tenemos la información en medios de comunicación social como este Diario, entre los vecinos y familias: crónicas acerca de nuestras cosas: es fruto de la libertad de información y parte del tesoro cultural del poder elegir el medio que más se aproxima a nuestro modo de ver, de sentir. Son crónicas en la vida que nos toca al amanecer y en el dormir, y hasta las grandes cadenas periodísticas y de información tienen sus libros de estilo que podemos ver, leer y nos sirven para enriquecer nuestra cultura española como el resultado de la suma de las culturas que nos acompañan en nuestra marcha por la historia, real y no de leyendas.
De tiempo en tiempo hay que rescatar el derecho a nuestra libertad de información y rechazo a los ataques contra la prensa libre; y recordar…, que no es posible admitir ninguna manera de censura, ni desde el más poderoso, ni contra ningún ciudadano soberano que desea verse libre de toda imposición tiránica o partidista, ni límites en la suma de visiones sociales y personales acerca de los que no pasa en ciudad, pueblo, comunidad y nación; y aquí vamos todos juntos y en libre pensamiento, en base de la sociedad que nos hemos concedido en el consenso constituyente de nuestra convivencia de cada día, cada cual como es, y en digno respeto. 
De cuando en cuando resurgen los afanes totalitarios excluyentes de la libertad ideológica de los demás y en estas cosas de los ataques liberticidas contra quienes descubren: que unas veces toca cesta y otras ballesta, contra quien descubre la forma de hablar en contradicción e incoherencia política en proclamas y arengas (cosas del sabio diccionario de la lengua española). Prima la defensa de nuestra libertad constitucional del derecho a la información y prensa libre. Los grandes constitucionalistas ya están curados de espantos totalitarios y nos avisan que las dictaduras ya están condenadas por los tribunales de la historia y por las naciones democráticas reales. Dentro de las indicaciones del remedio contra la desmemoria e incoherencia democrática, se nos advierte que las historias de los pueblos que olvidan sus derechos, pueden encontrarse repetidas y en la biblioteca de los libros que estudiar.
Nuestra Constitución contempla los límites jurídicos al poder político como derechos subjetivos, nuestros, como la creación de medios de comunicación, constitucionalmente libre, la libertad de expresión e información en cualquier medio de reproducción (art. 20.1), libertad de empresa (art. 38 CE); el valor y necesidad de contar con una sociedad bien informada y en libertad, con profesionales que actúan con respeto a la ética en las labores informativas, y especialmente en el cumplimiento de los deberes relacionados con las actividades que rigen el ejercicio de las labores informativas: la deontología profesional que ya nuestro sabio diccionario de la lengua española señala, en unión de los derechos y deberes profesionales. La Constitución es reconocida como una de las más avanzadas; recoge la herencia de nuestra cultura occidental constitucional, y, las declaraciones de derechos tienen por  fin principal la protección de los particulares frente al Estado. La actividad política tiene que ser responsable; respetar el estatuto jurídico y político de todos los ciudadanos, como la libertad de información de las personas y de los medios de información. Partimos de la razón, de la histórica, que miden el respeto de los derechos morales y políticos de los ciudadanos; el tesoro del valor de la libertad de prensa y de la información. ¡¡ Viva la libertad de información del ciudadano soberano, de sus crónicas de vida, de prensa!!