UN verdadero galimatías  parecido a  los diálogos del «camarote de los hermanos Marx» podía leerse este lunes en el Boletín Oficial de Castilla y León, Consejería de Medio Ambiente, en cuanto a la regulación de las actividades extractivas en suelo rústico: «que si  se modifica el artículo 57 apartado b) creando a la vez un b bis, y se modifica el 58 en el 1.c) o el 60, en su apartado c) para cumplir con el b bis»...
Y no me he vuelto majara, no. Es más o menos el contexto general de las páginas de ese día que mediante un Real Decreto modifica el Reglamento mencionado que hilando letras, modificaciones y artículos y apartados que para muchos pasarán desapercibidos, parecen abrir más aún la mano al uso y abusos, entre otras, de las actividades extractivas incluidas las de cielo abierto y según he creído entender, porque hay que ser no sólo un experto, sino también un 'lince' para interpretar semejante galimatías, se saltan, o más bien derogan, las normas subsidiarias de los municipios que resulten contrarias al decreto, consiguiendo presuntamente una casi total indefensión del ciudadano ante actividades tan nocivas como la minería a cielo abierto que ya calificara Joaquín Araujo como «la más destructiva y uno de los mayores problemas creados por el ser humano».
Cada vez que sale un BOCYL es casi para echarse a tiritar en temas medioambientales, porque esta primavera que aún no ha comenzado está dando mucho cante  este tipo de escritos, como el anteproyecto de la modificación de la Ley de Caza que desprotege a los celadores ambientales frente a los furtivos y que aún tienen la esperanza de que no se les varíe su estatus de agentes de la autoridad y los partidos políticos acuerden mantener sus competencias y su capacidad de perseguir a aquellos que vulneran las normas; o lo  irracional de permitir cazar con nieve, algo que anula en gran parte la aptitud de ocultación y defensa de los pobres animalillos; o pensar sólo en la gente 'que va cazando por el campo', sin darse cuenta de que muchos millones más no son cazadores, sino ciclistas, senderistas, amantes de la naturaleza, micólogos, ornitólogos, biólogos, fotógrafos, o simplemente personas que quieren dar un paseo por la naturaleza sin el miedo a que les peguen un tiro por error.
 Aunque tampoco los cazadores parecen estar muy contentos con el contenido de la 'actualización' de esta ley, pero, como es previsible, en sentido contrario.
Y es que se avecina una primavera muy movida, también climatológicamente, porque en tierras serranas ya habían florecido muchos árboles como los albaricoqueros, almendros y algunos ciruelos tempranos, que con las heladas de estos días y el descenso térmico anunciado para el 'finde' se van a ir al traste después de habernos deleitado fugazmente con sus colores. 
Los alérgicos también estos días habrán notado un presagio primaveral bastante movido, porque los cipreses y sobre todo las arizónicas están cargados de polen que el viento disemina en millones de microscópicos granos por metro cúbico. 
Y mientras tanto, esperaremos a ver qué nueva sorpresa nos depara el próximo Boletín, porque visto lo visto es ¡para echarse a temblar! :-(