Roberto Ponce

Hablemos de Ávila

Roberto Ponce


¡Menudo carnaval!

23/02/2022

Cierto es que a los pocos segundos de escribir el título de esta columna pensé en varios temas que se pueden desarrollar a partir de esas dos palabras. Todos en torno a la actualidad política, cultural, social y demás familia. 
Desde la distancia de unos 100 kilómetros más o menos, peaje de por medio o un trayecto en tren interminable como opción, se podría describir lo que está sucediendo en el PP a nivel nacional, pero me da una pereza máxima. Lo malo es que las decisiones que nos afectan a los abulenses, en demasiados ámbitos, tienen su epicentro allí.
Otro asunto a tratar, teniendo como punto de partida la descripción del titular, es el periodo poselectoral en Castilla y León, que repercute de lleno a nuestra provincia y queda relegado a nivel informativo por el sainete de la capital de España.
Mucho se ha escrito y opinado sobre los resultados del 13 de febrero. No tengo yo esa osadía para valorar en público los datos, aunque sí haré una reflexión general, sin querer herir sensibilidades. He escuchado a representantes sindicales de Ávila decir que «el esfuerzo debe ser en la defensa democrática. En la construcción de ese muro democrático que impida la llegada al gobierno de un partido concretamente que se basa en el odio y la búsqueda de la confrontación».
Los ciudadanos de esta comunidad han votado libremente a la formación que han querido pero, al no coincidir con lo que les beneficia, llaman a la movilización para realizar un muro democrático. ¡Cómo si no se hubiera elegido a nuestros representantes con un sistema democrático!
Con lo bueno que está haciendo estos días para salir a la calle, sin festivos ni puentes, y ni una manifestación ha sido convocada por la insultante subida de la factura de la luz, los carburantes y los productos de la cesta de la compra. Ante eso no hay muros democráticos, ni quejas. Debe ser que no afecta a los compañeros y compañeras.
En fin, a lo que iba, ¡menudo carnaval! Se acercan unas jornadas que se llevan esperando durante demasiado tiempo por parte de muchos abulenses.  Inicio esta parte del relato con una premisa: los únicos carnavales que están declarados como Fiesta de Interés Turístico Nacional en Ávila son los de Cebreros. 
Son algo espectacular, único y difícil de igualar. Entiendo que pueden existir otras opiniones. Lo que se percibe por la tele es sólo una mínima parte de lo que se vive y disfruta en el municipio cebrereño.
Por dicho motivo lo que se realiza en la capital se queda muy escaso, siendo generoso. Si en la ciudad no se tiene tradición de carnaval no hace falta una impostura en forma de desfile en el que, por lo general, existe una mínima implicación. 
En la avenida de la Constitución de Cebreros vemos pasar el impresionante Titanic, la locura de Don Quijote en forma de carroza o el barco de Piratas del Caribe con decenas de personas que acompañan con una coreografía mostrando detalles trabajados durante meses. Por la avenida de Portugal de la capital desfilan enfundados en bolsas de basura de colores, cartones con diferentes formas y otros útiles comprados, salvo excepciones. El consistorio de Ávila gasta 5.900 euros en premios y 52.000 en toda la programación.
De aquí me quedo con el del barrio de Las Vacas, precursor, con su gente inalterable y una esquela fin de fiesta que reza verdades.