Luis Miguel de Dios

TRIGO LIMPIO

Luis Miguel de Dios

Escritor y periodista


Campanas

06/04/2021

Y sonaron cientos de campanas el pasado miércoles. Y sonaron para dejar constancia de que los pueblos que agonizan aun tienen vida y quieren seguir existiendo. Y sonaron para advertir a quien corresponda que la España vacía, vaciada, olvidada, abandonada todavía late y conserva un aliento de esperanza y unas briznas de ilusión.
Y sonaron para que la España urbanita sepa que hay otra España, la de los paletos, que tiene el mismo derecho a contar con servicios, infraestructuras y, sobre todo, posibilidad de labrarse un futuro en la tierra que les vio nacer sin la necesidad, casi obligación, de emigrar.
Y sonaron para exigir una justicia que se les niega desde hace años, lustros, décadas, siglos, para reclamar que acabe para siempre ese desprecio prepotente a las gentes del campo, a su forma de actuar, de hablar, de enfrentarse a la vida.
Y sonaron para tratar de terminar con un ambiente de pesimismo, dolor y resignación que tiene acobardado al mundo rural desde que alguien decidió que allí había ciudadanos de tercera cuyo porvenir era servir de mano de obra barata en los grandes centros de desarrollo del país, esencialmente Madrid, Cataluña y País Vasco.
Y sonaron para recordarle a instituciones y autoridades que siguen incumpliendo promesas y que tienen el compromiso de hacer realidad, y cuanto antes mejor, eso de que todos los españoles somos iguales no solo ante la Ley, sino también ante la posibilidad de crecer y prosperar. El lugar de nacimiento no tiene que influir.

Y sonaron para advertir del desequilibro peligrosísimo y letal que se ciernes sobre España si la nación se parte definitivamente entre territorios superpoblados y zonas despobladas, desérticas y envejecidas.
Y sonaron como una muestra de orgullo ancestral, de ganas de luchar por la supervivencia de una forma de vida, de una cultura que muchos, sin razón, sin sentido, han ido enterrando entre la ignorancia, las burlas y el menosprecio.
Y sonaron las campanas. ¿Es posible que alguien se pregunte a estas alturas por qué, lo hicieron?