Roberto Serna

El líder que hay en ti

Roberto Serna


Prueba a decir la verdad

28/12/2022

Si pudiera ir atrás en el tiempo cuando tenía veinte años y tener una conversación conmigo mismo, esto es lo que me diría: «Lejos de esto te espera ser alguien que ya no derrama lágrimas, sino sudor en sacrificio y metas». De haber tenido aquella conversación me habría metido en algunos problemas menos, habría causado menos dolores de cabeza pero no la tuve hasta unos años después y comprobé que nunca es tarde para hacer el cambio que se necesita, para ser el hombre que quise ser.
En la vida pasarás por algunas etapas de las que no te sentirás orgulloso, fallarás a mucha gente tanto como a ti al tiempo que te sentirás evadido y sin saber qué se puede hacer. Verás el pozo muy de cerca, ahí empezarás a engañarte para que doler no sea la partida en la que juegas cada día. Es demasiado fácil mirar para otra parte porque en el espejo solo encontrarás a la persona que puede sacarte de ahí, pero si la miras primero tendrás que serle sincero, rendir cuentas contigo mismo.
¿A cuántas personas has hecho daño? Seguramente creas que quienes están a tu alrededor sufren demasiado, y podrías hacerles una llamada y contarles lo que has hecho y quién eres de verdad.    Creo que este es el momento en que sientes que nada se acerca a lo que sufres tú, justo en la linea en la que hablándole a los demás te vas a descubrir a ti mismo tu verdadera cara. Decir la verdad te va a hacer libre, pero va a doler. No es una máxima para todos, no al menos si has hecho de las mentiras todo un estilo de vida. Reconozco que yo estuve ahí y que no fue fácil salir porque una vida de mentira es una vida fácil de llevar. 
Primero son pequeñas cosas que sabes que están mal pero que te guardas, quizás un perdón que has dejado pasar porque quieres que el coraje lo tenga la otra persona, y sin saberlo te vas haciendo débil y no entiendes por qué hasta que un día te levantas y no tienes fuerzas para sostener el día. Estás caído pero aún no sabes qué es lo que te ha tumbado. Son las mentiras, las pequeñas que te cuentas, las grandes que cometes.
Nada más empezar el día estate pendiente de que los mejores resultados se alcanzan admitiendo verdades más crudas, y no están ahí para hacerte la vida más difícil, lo que quieren es mejorártela porque tú también quieres eso. De hecho es que lo necesitas tanto como comer o respirar. Una verdad no cambiará muchas cosas, una no, dos tampoco, tres te harán confiar en que esa puede ser tu nueva vida en la que tienes acceso a una parte de ti que desconocías, como la capacidad de ir hacia el futuro sin miedo porque ya no sacrificarás más tiempo haciendo lo que no funciona, porque te vas a rodear de personas que se moverán en tu misma dirección y porque una persona que no miente es una persona que ha aprendido a respetarse, a interpretar bien sus tiempos y saber cuándo ir a la guerra y cuándo hay que descansar.
Di la verdad aunque duela. Dila para que puedas observar cómo cambian las cosas y cómo comienzas a cambiar tú. Al retirar las mentiras de tu cuerpo dejas más espacio a lo que de verdad importa, no al cinismo ni la autocompasión, sino a la parte más valiente de ti.

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