Pilar Álvarez

Lo social

Pilar Álvarez


Mentira - verdad...

22/06/2022

La mentira perjudica a otros que, aunque no sea otro hombre, sí es a la sociedad en general, la mentira se opone a la sinceridad. La veracidad es la correspondencia o adecuación entre lo que la persona cree que es verdad, y lo que la persona dice que es verdad. Veraz es la persona que dice aquello que ella cree que es verdad, aunque realmente lo que enuncia no sea verdad. No miente quien no dice la verdad, sino quien dice aquello que no cree que sea verdad. Ahora bien, la veracidad y la falsedad, o la falta de sinceridad, dependen de la noción de verdad que se tenga, y del análisis del acto lingüístico que prefiere aquel interlocutor a quien consideramos como veraz o mentiroso.
En muchos sentidos, podríamos decir que vivimos en una sociedad de la mentira, en una sociedad en la que se produce una constante inadecuación entre lo que se nos dice, y lo que realmente sucede. El mercado, bajo los parámetros capitalistas, es una gigantesca máquina de producción de mentiras. El mercado y la sociedad de la mentira. Las personas sabemos que vivimos en un ecosistema, el del consumo, hegemonizado por la mentira, pero en el que debemos desenvolvernos porque vivir en su afuera exige un esfuerzo que no se encuentra al alcance de la mayoría.
También podríamos pensar que la mentira ha dejado de ser algo que pertenezca a la moralidad, y se convierte en «desviación consciente de la realidad que se encuentra en el mito, el arte, de la metáfora». Mentir en el terreno de la estética es simplemente el estímulo consciente e intencional de la ilusión. Quizás nuestra grandeza resida en la suprema ilusión, pues es ahí donde somos creadores, y vivimos pensado completamente bajo la influencia de los efectos de lo ilógico, a la vez conscientes de la mentira, muchas veces necesitamos la «ceguera» y debemos permitir que ciertos errores y pensamientos de fe permanezcan intactos en nosotros mientras nos mantengan en vida.
He aquí por qué debemos permitir vivir un tanto en el engaño, como también en los errores,  a la vez  proporcionándoles a estos un amplio dominio para que con ello pueda haber algún grado de consciencia en el mundo. Tiene que existir un mundo real, y también irreal, y este último sólo puede ser destruido, pero esto es un pensamiento amargo, por lo tanto debemos tolerar el engaño  amar y cultivar el error, es la madre del desarrollo del conocimiento a discernir. Nuestro mundo externo es un producto de la fantasía, la creencia en las cosas externas es uno de los errores necesarios de la humanidad.
Si partimos de la capacidad de elección a la que tiene derecho todo individuo, no contar con la información veraz y completa trasgrede los principios de autonomía y justicia, incluso por sí misma la mentira incurre en el principio de maleficencia. Las consecuencias de la mentira prácticamente en la mayor parte de las ocasiones son malas. La verdad es un valor innegable para todas las personas, los principios bioéticos se basan en la verdad.
Tendríamos  que revisar la verdad y la mentira o falsedad. Porque hay verdades mentirosas y  mentiras verdaderas, luz que ciega y oscuridad que acoge. Ello quiere decir que la lucha de la verdad frente a la mentira y la falsedad no puede ser una lucha heroica sino anti heroica, ya que la pura o absoluta verdad desencarnada, mata, mientras que a menudo una mentira piadosa nos salva. La verdad siempre ha tenido una buena prensa, y la maldad una mala prensa. Pero deberíamos dudar no solo de la mala prensa, sino también de la buena prensa, en nombre de cierta ambivalencia generalizada.

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