José Manuel Maíz

La bombonera

José Manuel Maíz


Reto demográfico y descentralización

08/12/2022

Reto demográfico y descentralización son dos acepciones que han cobrado su cuota de protagonismo durante la actual legislatura que ha llevado al Gobierno de la nación a la coalición liderada por Pedro Sánchez (PSOE), con el apoyo de Unidas Podemos, y que precisa del apoyo nacionalista para sacar adelante la mayor parte de sus políticas.
Pero a lo que íbamos. Reto demográfico y descentralización. El primera es una cuestión de primer orden, a la que se debe hacer frente con mayor determinación. Cientos de pueblos de este país, focalizados principalmente en comunidades autónomas del interior, están viviendo el drama de la progresiva pérdida de población y de su envejecimiento. Sin apenas recursos y con escasas capacidades de impulsar iniciativas que sean capaces de dar un vuelco a esta situación, la mayor parte de estos pueblos están abocados, más pronto que tarde, a su desaparición o a ir perdiendo progresivamente su identidad en beneficio de otras figuras mancomunadas. De poco servirá que la banda ancha ultra rápida llegue a todos los rincones, si en esos pueblos no hay medios para desarrollar una actividad laboral. No quedará más remedio que las personas con capacidad de trabajar acaben emigrando a las grandes ciudades o a aquellos núcleos de población que sean capacidad de contar con empresas y servicios que puedan garantizar un medio de vida a esos ciudadanos. Los pueblos quedarán como reductos (ya muchos lo son hoy en día) para personas jubiladas o como lugares para descansar en verano o en los periodos vacacionales lejos del mundanal ruido. Pero eso también habrá que mantenerlo y sin vecinos que paguen impuestos todo el año será inviable.
Por eso, cuando se habla de descentralización, uno piensa que se quiere apostar por el medio rural, por aquellas localidades que buscan una oportunidad de desarrollo y que están luchando por ello, pero necesitan de ese impulso externo (en este caso de las administraciones central o autonómico) para asentar proyectos que puedan revitalizar a toda una comarca, y por extensión a toda una provincia. Así, cuando el Gobierno lanzó la propuesta de descentralizar la ubicación de la sede de la Agencia Espacial Española, localidades como Cebreros se pudieron ilusionar con acoger un proyecto que sería beneficioso para este pueblo y para toda una provincia como Ávila, con una ubicación estratégica en el centro del país, pero cada vez más aislada desde el punto de vista de las comunicaciones. Y ahí de nuevo se topó con su dura realidad, con la ausencia de unas infraestructuras ferroviarias y por carretera que permitan optar a proyectos de esa envergadura.
Qué fácil es hablar de reto demográfico, de descentralización, de apostar por el medio rural, pero a la hora de la verdad, en el momento en el que hay que tomar decisiones que demuestren que ese compromiso es real, todo queda en un sueño pasajero del que uno se despierta con una nueva bofetada. 
Ilusos los abulenses y los castellanos y leoneses porque al final la tajada de esa descentralización se la llevaron Andalucía (Sevilla) y Galicia (A Coruña), que no son ni más ni menos que nosotros, pero hay comunidades y provincias que siempre encuentran apoyos para sumar y otras que casi siempre se quedan con la miel en los labios y con el cabreo de sentirse despreciados una y otra vez. Y entre éstas últimas qué casualidad que normalmente se encuentre Ávila. ¿Por qué será?