Pilar Álvarez

Lo social

Pilar Álvarez


Elijo lealtad...

23/11/2022

Fechas propicias para tomarme la libertad de hablar de Lealtad, en este momento donde la política solo nos genera dudas, desencanto, nos hace complicado como ciudadanos de a pie entender por qué no se respetan ciertos rangos Institucionales. Siempre sea dicho que juntos sí revueltos no, y los valores en desuso, en fin, qué tiempos aquellos en que por la palabra dada la Lealtad se practicaba en la sociedad, tanto para con los demás como para con uno mismo.  Cierta virtud es la más preciada que puede tener el ser humano, «ser leal». Ahora ni se practica ni se respeta, con lo cual se faltan al respeto ellos mismos, me refiero «a la clase política», aunque siempre habrá excepciones, no faltaría más. 
Y si tenemos la suerte personalmente de recordarles, rápidamente nos dicen todo a su tiempo, se hará, y ahí se queda todo. Luego vienen los cambios, lo que más interesa para el partido, por el poder, y de paso para ellos mismos. Independientemente de que algunos consideren que tan sólo se trata de un concepto filosófico, y otros digan que es un mito, partiendo del supuesto de que en los tiempos en que vivimos ese valor se ha venido extinguiendo, algunos definen la Lealtad como un corresponder. En mi caso el compromiso de Lealtad es libre, lo adquiero porque anteriormente existe una admiración, un respeto…  Elijo libremente tener Lealtad a personas o instituciones, y ello me compromete a tener  lealtad conmigo misma sobre lo elegido.
Ser Leal es uno de los valores más preciados que puede poseer el ser humano, que la traición es un acto de bajeza y cobardía imperdonable, seres sin escrúpulos de conciencia, que pretenden siempre doblegar al otro con jugadas sucias. Emmanuel Kant decía que la obligación de ser Leal no viene determinada por el deseo o por la conveniencia, sino por la necesidad moral, que debe ser elevada al nivel de regla universal. 
Cuando somos leales logramos llevar la amistad y cualquier otra relación a su etapa más profunda. Sentiremos que el compromiso es más hondo, es el estar con un amigo en las buenas y en las malas, es el trabajar codo a codo. Esta virtud se da en personas con un profundo sentido del deber, de la responsabilidad y con capacidad de altruismo y desprendimiento. Hay que asumir la Lealtad como un comportamiento para cada paso diario, y hasta para cada pensamiento, no como un mero concepto que explique el cumplimiento de lo que exigen las leyes morales. Al final toda nuestra vida social se reduce a intercambiar satisfacción u oportunidades, ¡hagámonos expertos en proporcionar satisfacción a los demás, y como recompensa, podremos contar con su lealtad!
En otro orden de cosas, nos vemos abocados continuamente a elecciones irresolubles entre lealtades contrapuestas, así como al gran dilema del oportunismo, del propio interés frente a los compromisos de lealtad establecidos con otros agentes externos.  Sin embargo la lealtad es un compromiso tácito o explicito de ayuda y apoyo que se establece como norma moral,  ética, etc. El político, por ejemplo, «sabe» con qué lealtades cuenta antes de lanzarse a una arriesgada maniobra política. Hay que poner en valor el ser, como persona, sin miedo a perder la relación establecida. Pero como decía en el encabezamiento de esta humilde expresión escrita, estamos también en la falta de lealtad a los valores familiares, entrando con ello en una  desidia que dará paso a perder la oportunidad de dar, y recibir Amor.

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