Javier Santamarina

LA LÍNEA GRIS

Javier Santamarina


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09/10/2020

Es curioso cómo juzgamos con estereotipos cómodos a ciertas culturas de las cuales sabemos muy poco de ellas. Las agencias de noticias extranjeras han propiciado que los costes de los medios sean menores pero al precio de una inferior calidad y análisis de lo que ocurre en el exterior. Poca gente ha disfrutado de una película de anime japonesa que confirma que los nipones tienen una sensibilidad mayor de la pensada.

Pese a que nos duela en nuestro orgullo, la guerra en todos sus frentes posibles se está dando en Asia; en concreto, en las aguas limítrofes al estrecho de Malaca. Es una zona con un enorme tráfico marítimo, muchísima población y la última vez que hubo un conflicto bélico nadie se acuerda para aprender de la experiencia.

Los que estamos en Europa vemos a Asia como la gran factoría del mundo y consideramos que el mercado chino, por gigantesco, es vital para las multinacionales europeas. Este análisis se ha demostrado erróneo porque hasta la fecha, salvo alguna empresa singular, en China solo ganan dinero las empresas que el Partido comunista chino considera o acepta. Su capacidad de intimidación es tal que Hollywood olvida sus principios aunque se imponga cuotas para la nominación de los Oscars. Esta esquizofrenia no podía ser duradera, lo sorprendente es que el primero en percatarse haya sido el político con menos formación y conocimiento exterior, Donald Trump. No nos engañemos, Trump no es un liberal y su confianza en el libre mercado es nula, pero sí que entiende las claves de poder. Su olfato le indica que China busca algo.

Ese sentimiento va a crecer fuera de China, ya que sus dimensiones como sus propias acciones hacen evidente su actitud prepotente. Su gasto militar, la fuerza de su tejido empresarial, su defensa de un mercantilismo salvaje y la agresiva diplomacia no pueden ocultar indefinidamente sus intenciones.

En Europa vemos con escepticismo los despliegues de fuerza directos porque los consideramos bárbaros y pobres de argumentos. Desgraciadamente, la vida demuestra que el poder en general suele preceder a la autoridad y no en la otra dirección. La armada y aviación china están intimidando a sus vecinos con sus actuaciones. En los últimos años, China ha construido múltiples presas al inicio del rio Mekong. Basta con observar el mapa e intuir el desastre medioambiental y económico que va a provocar. No tengo claro que el pacifismo vaya a ser la respuesta.