Rafael Monje

DE SIETE EN SIETE

Rafael Monje

Periodista


Mentiras sin pudor

06/01/2021

La designación del ministro de Sanidad, Salvador Illa, como candidato a la Presidencia de la Generalitat de Cataluña por el PSC será legal, pero nada ético ni estético. Hacerlo, además, en plena tercera ola y aún con la resaca de la segunda y en medio de un trastabillado proceso de vacunación contra el coronavirus añade más inquietud, por mucho que se empeñe Miquel Iceta y el propio ministro en desmentir la falta de implicación en las responsabilidades públicas. Pero hay, si cabe, una afrenta mayor en este cambio de cromos en el Gabinete del gobierno de coalición. Y no es otra que el hecho de que horas antes, ante las cámaras de televisión española, el ahora también candidato a la Generalitat negara taxativamente su candidatura.

Y aquí es donde quería llegar por encima de cuestiones políticas, a la facilidad pasmosa con la que todo un ministro del Gobierno de España llega a mentir al conjunto de la sociedad de manera tan consciente, sin rubor y sin un mohín delatador que pudiera hacernos sospechar de lo contrario. Aun peor, la mentira pareciera ya esa palanca necesaria en boca de no pocos dirigentes públicos con la que transitan por una actividad que, supuestamente, es vocacional y temporal. Pero todo lo más lejos de la realidad. El político embustero se prodiga últimamente en nuestro entorno, otorgando a la palabra dada el mismo valor que tiene un cero a la izquierda. Total, se dirá a sí mismo, si la inmensa mayoría de los ciudadanos no saben a estas alturas de legislatura dónde está la verdad y dónde, la mentira. Y seguramente no le falte razón, porque la memoria es frágil y las hemerotecas no las revisa ni la oposición.

Así pues, somos blanco fácil de la verborrea a la que estamos acostumbrados y de las trápalas con las que habitualmente nos regalan los oídos, haya o no toda una crisis social y sanitaria de por medio o el mejor de los escenarios posibles. Cierto es también que la culpa no es solo suya, porque tan malo es descubrir esa habilidad endémica para el engaño como mirar hacia otro lado.