Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Senado

29/07/2021

La celebración de la Conferencia de Presidentes viene acompañada de un candor que induce a la melancolía. Y esa remembranza nos lleva a recordar al Senado, esa Cámara cuyos moradores no pueden aspirar al cielo porque ya están en él.

Todo indica que esta cita salmantina sólo le va a venir bien a Salamanca, que aunque no lo necesite, nunca está de más una publicidad extra aunque sea del tipo de “ foto de presidentes circunspectos”. Porque, por lo demás, ni el elenco temático ni su escasa preparación previa hacen atractivo este encuentro. Lo más probable es que no sirva para nada. Cinco minutos tiene cada presidente para intervenir. Ya me contarán la profundidad de la cumbre.

Y digo que esta cita me recuerda de nuevo la tan cacareada reforma del Senado, institución inútil en su actual formato de cámara de segunda lectura en un país en que se lee tan poco. El cimiento de nuestro país es autonómico y cada vez más se necesita un punto de encuentro estable y permanente en que discutir, debatir e inclusive (ensoñación) acordar.

Estas conferencias de presidentes, sectoriales de consejeros, comisiones de coordinación y el largo etcétera de puntos de encuentro/desencuentro, podrían ser sustituidas por el funcionamiento sistemático del Senado como cámara de representación territorial. Y, complementariamente, como instrumento de cogestión frente a la actual congestión, de gerencia frente a la permanente injerencia que nos asola.

La pandemia ha dejado al aire las partes pubendas de nuestra anatomía Institucional: esta condición coral de lo público que, en síntesis, está evidenciando nuestra tendencia al cantonalismo cartagenero. Así que cuando veamos las conclusiones de estas citas ornamentales recordemos el viejo debate sobre en Senado. Y reflexionemos sobre la necesidad de organizar mejor este mosaico naïf en que parece haberse convertido, por pendulazo, la vieja España del “Una, grande” y tal y tal…