Jorge Pato

Teoremas y conjeturas

Jorge Pato


Me parto de la risa

13/06/2021

El humor puede que sea una buena herramienta para tratar de sortear los reveses de la vida, pero hemos llegado a un punto excesivo en el que con la plasmación de risas y chanzas en redes sociales, se ha aniquilado la reivindicación legitima de la sociedad, quedando completamente silenciada y casi anulada la capacidad de pedir de forma mayoritaria que se retroceda o se elimine una decisión que abruma y avergüenza a la sociedad.
Ha ocurrido con el caso de la subida de las tarifas eléctricas. Han salido bromas hasta la saciedad sobre horas intempestivas para hacer labores del hogar como poner la lavadora o planchar. Pero realmente ha sido un sablazo al bolsillo del ciudadano en diferido que traerá llantos y rechinar de dientes en las próximas facturas. Los primeros en notar como les quedan menos euros en la cartera tras pagar la luz van a ser nuestros vecinos de la zona sur de España, ese funcionamiento de ventiladores y aires acondicionados va a pagarse con creces, pero llegará el invierno y además de los consumos eléctricos habituales, comenzarán muchas personas a echar mano de sistemas de calefacción alimentados por energía eléctrica y será nuestro turno.
Es vergonzoso que no les pase factura, política, a estos que se les llena la boca diciendo que se preocupan de la gente de clase media y baja. Y encima hay que soportar a la iletrada de la ministra Calvo, quedarse calva diciendo la tontería del “temazo” del sexo de quien plancha. Siempre echando balones fuera y tratando de quedar inmaculados a pesar de sus penosas decisiones.
Este valle de lágrimas de la energía en el que peregrinamos también es fruto de que nos engañen año tras año sobre lo mala que es la energía nuclear y lo excelentes que son los molinillos. Obviamente nuestros vecinos gabachos están encantados con los megavatios que les compramos día a día. Luz francesa nuclear mientras que nosotros hemos dado la espalda a ese sistema de producción de energía. Por no hablar de impacto enormemente negativo que tiene el cierre de cada central en las economías de la zona. Tanto paladín defensor de esos cierres podía ser tan batallador en otros campos. Por ejemplo, el ex alcalde de Vitoria, alavés de pro y senador por designación de las Cortes de Castilla y León (empadronamiento ad hoc mediante), Javier Maroto, persiguió como perro de presa el cierre de la Central Nuclear de Santa María de Garoña, pocas batallas ha librado con más ahínco.
Nos va a doler el bolsillo a los ciudadanos y mientras Sánchez y compañía rechazan recortar gastos para poder emplear esos recursos en bajar el coste de la energía. Unificar ministerios, no. Reducir asesores, no. Bajar el IVA de la factura de la luz o eliminarlo, no. No, es no y Sánchez es su mayor exponente. Les da igual convertir a la Administración en un ente atocinado al que los contribuyentes tienen que saciar a base de impuestos. Pero que harían ellos si no fuese el Estado una agencia de colocación de amiguetes, parejas y favores pendientes de pago, porque es lo que es para Sánchez y compañía.
La ciudadanía reclama, entre otras muchas cosas, una estricta liposucción de cargas y cargos públicos. Ahorrar en la Administración como se ahorra en los hogares de cada uno. Recortar lo superfluo y prescindible. Desde organismos inútiles hasta el número de senadores y diputados, o limitar el número máximo de ministros para evitar gabinetes con 23 carteras ministeriales.