Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Insólito

22/03/2023

Ha habido cinco mociones de censura en España. Solo una con éxito, la que desalojó a Mariano Rajoy del gobierno. Pero ninguna tan insólita como la que se ha producido este martes. Por el candidato, un viejo comunista de 90 años con larga trayectoria política y experimentado economista, Ramón Tamames, al que presentaba un partido de extrema derecha; un presidente de gobierno que dedicó casi dos horas a responder y, más insólito incluso que la personalidad del candidato y qué partido lo avalaba, la intervención de la vicepresidenta segunda que, era muy evidente - y así lo dijo Tamames-, pronunciaba su primer discurso como futura candidata a la presidencia del gobierno. Con Podemos o sin Podemos. Se verá cuando toque.

Yolanda Díaz apareció como siempre: reiterativa, dando lecciones sobre lo que no conoce y utilizando los datos a conveniencia sin comprender que la mayoría de ellos son muy conocidos por falsos. Allá ella como estrategia. Que por parte era muy similar a la de Sánchez, con discurso también parecido y sus habituales triunfalismo y soberbia. Trató a Tamames como si fuera un ignorante, un hombre anclado en tiempos muy superados.

Ocurrió lo que se esperaba, con Abascal y Sánchez arremetiendo contra Feijóo, que se negó a apoyar una moción que no podía salir ni aunque fuera votada por el PP, y que no quiso ni asistir. No se equivocó el presidente del PP.

La primera intervención de Tamames, la que llevaba preparada, fue universal: tocó todos los temas previstos y no previstos, desde la economía a los okupas, desde la sanidad a la educación, desde los separatismos hasta el empleo, pasando por Ucrania, la vivienda, el agua y un larguísimo etcétera. Le respondió el presidente con tono de respeto, pero con el mencionado triunfalismo que forma parte de su ADN. También con suficiencia se dirigió Yolanda Díaz a Tamames, lo que tiene más pecado porque incluso pretendió darle lecciones de economía y de creación de empleo.

Tamames tiró de ironía y dio un vuelco al debate. Se quejó del exceso de tiempo utilizado por presidente y vicepresidenta y lanzó un par de andanadas a la línea de flotación del gobierno, recordando a Sánchez, por ejemplo, la figura de Largo Caballero, el Lenin español, contraponiéndola a la de Blas Piñar, que el presidente había sacado a colación contra Tamames. Mencionó a Lula, hombre de izquierdas como Sánchez, que cuando le dijeron que había que acabar con los ricos respondió que con lo que había que acabar era con la pobreza. Y como ejemplo del ninguneo del gobierno al Parlamento mencionó que el Congreso se había enterado del cambio de posición sobre el Sahara por la prensa.

A los que ya tenemos una edad nos quedó una sensación de amargura: a pesar de la desconfianza sobre cómo podría desarrollarse la moción, un hombre de 90 años, protagonista de la Transición y alejado de la política desde hace décadas, ha plantado cara a un presidente y a una futura candidata a la presidencia del gobierno. Y no lo ha hecho mal. Lo que demuestra que, a veces, el tiempo pasado fue mejor.