Francisco I. Pérez de Pablo

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Francisco I. Pérez de Pablo


Y vuelta la burra al Prado

17/11/2020

La frase correcta es  «vuelve la burra al trigo»,  que se compara con el animal que regresa una y otra vez al campo de trigo y lo destroza, por muchos desvelos y esfuerzos que ponga el dueño del animal en que éste no incurra en la misma acción; en su terquedad no aprende ni aprenderá. Hace más de veinte años a Ávila se le prometió que vendría el Museo del Prado –Prado disperso se denominó y disperso está–. Se iniciaron una obras en el Palacio de los Águila; se interrumpieron; se retomaron; se volvieron a suspender… y así hasta ahora (pasaron Aznar, Zapatero, Rajoy y pasará Sánchez). Entre tanto el Museo del Prado ha ido bajando su compromiso, si es que alguna vez tuvo realmente empeño por instalar en Ávila una amplia subsede. 
La noticia conocida la semana pasada del re-re-reinicio de la obra civil del Palacio abulense llega casualmente tras la polvareda levantada por el ignominioso trato de los Presupuestos Generales del Estado hacia Ávila (-45,2% menos y solo 17,9 millones). En la serie histórica que este periódico ha publicado Ávila no ha superado de media en los últimos diez años los 30 millones de presupuesto estatal.  Los votantes y simpatizantes socialistas veían la paja en el ojo ajeno cuando era el PP quien hacía los presupuestos y con cierto discurso reprochaban y objetaban el trato presupuestario que se recibía. Ahora aunque no lo quieran ver están teniendo que ver la viga en el propio. Su gobierno es ahora el que sin rubor alguno más demuestra que a Ávila se la castiga con el látigo de la indiferencia. 
Los dirigentes y cargos electos socialistas por esta provincia han de justificar lo que antes criticaban y no les es fácil salir de este laberinto.  Han optado por lo que dice el manual –como los anteriores–. El Prado que es muy socorrido para casos así. De hecho cuando los números no cuadraban en la recamara siempre estaba el Prado y ahora, porque no, también. Ante el mal tiempo siempre nos quedará el Prado. Eso ha debido pensar el secretario provincial PSOE –Caro– quien dolido probablemente por el ridículo presupuesto asignado por su Gobierno a Ávila se ha prestado rápidamente a retomar el proyecto inicial «todo Prado». Le convendría ir una mañana a visitar la pinacoteca y ver las obras de ampliación –Traza Oculta– para comprender que ni el Prado ni Falomir, su director, tienen mucho interés en Ávila. Si lo logra que no se olvide Caro de pedir como obra permanente para Ávila «La incredulidad de Santo Tomas» de Matthias Stom.
 El Prado es algo invisible y por esa invisibilidad sirve fácilmente para engatusar. En realidad no se trata de anunciar el Prado, sino de apuntar hacia ello y desear que se haga y como el abulense es paciente y confiado, el anuncio tapa la ofensa presupuestaria. Es una ofensa porque el dinero público de la obra civil del Palacio viene consignándose año tras año en los presupuestos. No es algo nuevo sino algo debido históricamente, aunque no se sepa bien su utilidad. 
Hay todavía algo más de dos años por delante si todo va bien y no aparecen nuevos «descubrimientos». Se reconozca o no lo importante es el contenido, más que el continente. Ese contenido está aún por ver que sea deslumbrante y con impacto real para la economía abulense ya que trasladar el museo provincial al nuevo edificio es devaluar el proyecto, perder  tiempo, dinero y por supuesto eso no es el anunciado Prado itinerante, pero si es la burra.