Fermín Bocos

CRÓNICA POLÍTICA

Fermín Bocos

Periodista y escritor. Analista político


Rebelión a bordo

29/09/2022

El PSOE real, el que dirigen los barones regionales, parece que se resiste a inmolar su futuro electoral en el altar del sanchismo. Y se rebelan. De momento, un poquito. Temen por lo suyo. La cercanía de las elecciones municipales y autonómicas y los malos augurios que apuntan las encuestas han encendido las alarmas.
Abrió camino Emiliano García-Page, criticando desde Toledo las malas compañías que tiene Pedro Sánchez en el Gobierno a las que atribuye el bajón que está experimentando el partido y le ha seguido Ximo Puig en un registro mucho más delicado. El presidente valenciano al anunciar que piensa bajar determinados impuestos lanza un torpedo a la línea de flotación de la estrategia y el discurso que trata de imponer el Gobierno en materia precisamente de subida de impuestos.
Puig, que hasta hace una semana criticaba a la presidenta de Madrid (Isabel Díaz Ayuso) por suprimir el impuesto de Patrimonio y bajar otros tributos -incluso reclamaba sanciones- se ha caído del caballo. O le han derribado las encuestas y ha decidido tirar por la calle del medio enfrentándose a Pedro Sánchez con quien -según algunas fuentes- mantuvo una fuerte discusión la víspera de anunciar la medida.
De nada ha servido que la vicepresidenta primera Nadia Calviño siga enrocada en el discurso oficial que, de manera harto demagógica, vincula la bajada de impuestos con el desmantelamiento del Estado del bienestar porque todo indica que, a pesar del discurso del Gobierno, otros presidentes de comunidades gobernadas por el PSOE -Aragón, Castilla La Mancha, Canarias y Navarra- estarían estudiando bajadas de impuestos.
La cara de perplejidad de Patxi López, el portavoz parlamentario del PSOE, cuando los periodistas que cubren la información del Congreso le informaron de la rebaja anunciada por Ximo Puig resume el desconcierto que reina en el partido. No sabía nada y nada tenía que decir al respecto de una decisión que copia las propuestas del PP porque Puig se ve con el agua al cuello y comprende que los electores van a juzgar su gestión al frente de la "Generalitat" mirando lo que hace Pedro Sánchez. Y como en Valencia en el resto de comunidades autónomas.
El PSOE en el conjunto del Estado se resiente de la creciente impopularidad que genera la gestión del Gobierno cuyo presidente, según reflejan lo sondeos, no suma. Produce un rechazo que perjudica las expectativas propias de los barones regionales. De ahí la rebelión. Que puede ir a más a medida que se acerque la cita con las urnas el último domingo del mes de mayo.