Gonzalo M. González de Vega y Pomar

En mi azotea

Gonzalo M. González de Vega y Pomar


¡Cuidado con tirar por la borda lo que funciona!

08/10/2020

Mañana sí. Mañana viernes, como le acompañará el presidente del Gobierno, no habrá problemas para que Felipe VI asista en la Ciudad Condal a la entrega de premios de la «Barcelona New Economic Week». A lo mejor, a los partidarios de la independencia, antimonárquicos y habituales «rompemanifestaciones» se les ha pedido, por los socios de Sánchez, se queden en sus casas y dejen que la presencia del Monarca transcurra con la «más absoluta» normalidad.
Una normalidad que hace dos semanas no se veía posible desde el Gobierno y vetara que El Rey «por razones de seguridad» presidiera, como se ha hecho desde hace veinte años, la entrega de despachos a los nuevos jueces  en Barcelona, donde está la Escuela Judicial, a excepción del pasado que se llevó a cabo en la Real Academia Española de Madrid por la tensión independentista. 
No era «conveniente» –para así evitar se enfadasen los socios separatistas del Gobierno en plenas conversaciones con el fin de aprobar los Presupuestos Generales del Estado– acudiera a ese acto por ser una fecha cercana a la sentencia de inhabilitación del presidente Torra y estar próxima al aniversario del discurso que Don Felipe pronunció el 3 de octubre de 2018 ante la celebración del referéndum de autodeterminación ilegal y acusara a los soberanistas de «deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado». Palabras que no gustaron a los independentistas, quienes acusaron al Rey de, como el gobierno de Mariano Rajoy, «querer aplastar las reivindicaciones del pueblo catalán» y no haber hecho ninguna mención a las cargas policiales ocurridas durante la jornada de votación. 
Aunque no asistió al acto Felipe VI hizo una llamada de cortesía al presidente del Consejo General del Poder Judicial para trasladar su felicitación personal a la nueva promoción de la carrera judicial. Llamada que rápidamente encontró los ataques de algunos ministros de Unidas Podemos. El de Consumo, Alberto Garzón, acusó al Monarca de «maniobrar» contra el Gobierno de coalición calificando su posición de «sencillamente insostenible». El de Universidades, Manuel Castells, le tildó de «imprudente por entrometerse» en el acto de los nuevos jueces en Barcelona y el vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, manifestó que «respeto institucional significa neutralidad política de la Jefatura del Estado».
Un alto porcentaje de españoles estamos comprobando como el Monarca lleva y muy bien a cabo el papel que le da la Carta Magna y está siempre pendiente y preocupado de cuánto ocurre en España. Prueba de ello, lo pudimos ver a través de las redes sociales ya que poco se publicaba en los Medios, sus continuas conversaciones telemáticas, algunas junto a la Reina Letizia, con miembros del Gobierno, representantes de distintas instituciones, asociaciones, Fuerzas Armadas, Cuerpos de Seguridad del Estado, Bomberos, Protección Civil, empresarios, sindicatos, centros sanitarios y otros para interesarse por cómo se iba llevando la situación y animando a luchar con responsabilidad para salir de la pandemia. Igualmente los Reyes, una vez acabado el estado de alarma, visitaron distintas poblaciones de las diferentes Comunidades Autónomas para estar cerca de los ciudadanos –respetando siempre las medidas sanitarias– y conocer de primera mano la situación que se vivía por el Covid-19.
Menos, pero los que más vocean, son los que ven falta de neutralidad e intromisión del Rey Felipe VI en el Gobierno y tratan de abrir un debate acerca de la Corona, ya que quieren avanzar hacia un «horizonte republicano» cuando algunos de ellos prometieron, tras ser nombrados ministros,  por su «conciencia y honor» lealtad al Rey y guardar y hacer guardar la Constitución.
A pesar de ello han continuado con más virulencia una campaña de «acoso y derribo» contra El Rey y la Monarquía, que, con sus defectos y errores, como cualquier otra institución ha tenido, nos ha aportado cuatro décadas de estabilidad, paz, desarrollo y democracia, que quizás ahora no los valoramos pero son una auténtica rareza en la vida de España.
No les importa a varios de estos antimonárquicos manifestar que El Rey no les representa, quemar fotografías del Monarca, ridiculizarle e incluso insultarle en el Parlamento, sabiendo además que Felipe VI no va a contestarles. Insultos que les salen gratis porque, para la doble vara de medir de la presidenta del Congreso, no son  insultos son libertad de expresión.
¡Cuidado con tirar por la borda lo que funciona!