Vicente García

El buitre de colores

Vicente García


Valentina Ptrestikova y las talas en la plaza de Ajates

02/03/2023

Ocurrió hace solo un día…

Habían montado una especie de "circo ambulante" en la plaza de Mosén Rubí, a la que accedí a través del Arco allí existente en nuestra emblemática muralla.

Un entoldado albergaba en su interior varios artilugios estilo "olimpiadas". Pensé rápidamente: ¡qué extraño, nadie había anunciado que fuera a celebrarse ningún acontecimiento similar por aquí!

Como no había nada que indicara que el paso estaba prohibido me introduje en esa especie de carpa de grandes dimensiones junto a otros curiosos que también pasaban por el lugar y se preguntaban de qué se trataba…

¡Justo a tiempo! Iba a comenzar una especie de exhibición, demostración, o evento, ¡vaya usted a saber! En la que el atletismo era el protagonista. Unas barras asimétricas algo extrañas eran los elementos principales en su interior, sobre las que fueron pasando varias atletas que hicieron gala de una preparación extraordinaria. Pero una nos llamó la atención especialmente a los que observábamos con curiosidad ese evento tan extraño. Efectuó un doble mortal entre barra y barra con una perfección que nos dejó estupefactos a todos los que allí nos encontrábamos…

Al final de la demostración intenté acercarme a ella para saludarla, y aunque con dificultades por el hermetismo que se mascaba en el ambiente, lo conseguí.

Sólo emití unas palabras para felicitar a la chica por semejante hazaña, aunque evidentemente no me debió de entender ni una sola frase, pero sonrió levemente aunque sus ojos denotaban una tremenda tristeza, que se inyectaba en todo aquél que la mirara fijamente.

Preguntando por ahí, conseguí que alguien de su grupo me explicara que era una famosa gimnasta rusa llamada Valentina Ptrestikova, que huyó de su país al estar en contra de la guerra, y que además era perseguida por semejante motivo, e incluso la estaban buscando para hacerla regresar…

Mientras me alejaba del lugar, escuché una detonación dentro de la carpa, y a los pocos segundos un sonido de alarmas semejante al de una ambulancia me devolvió a la realidad: ¡Era el despertador de la mesilla que me acababa de anunciar que todo había sido una ilusión y que me levantara de una vez!

Y es que en ocasiones los sueños son "tan reales" que al despertar bruscamente de uno de ellos a veces no sabes si ha sido verdad o no, aunque a los pocos segundos recuperes la "cordura".

Al salir a la calle y riéndome por dentro de mi mismo por semejante empanada mental, decido acercarme ya una vez bien espabilado a la plaza de los acontecimientos oníricos, no por comprobar que mi historia fuera cierta, sino porque tenía que pasar por allí forzosamente ese día.

Al llegar a la plaza de Ajates para subir hacia la muralla, veo que han talado todos los árboles; plátanos, de buen tamaño, que se encontraban allí y que ofrecían al paseante una sombra extraordinaria. Pensé: ¿será este otro sueño y me despertaré en un momento? ¡Pero no!

Las obras de las rampas de acceso mecanizadas han comenzado, porque además han acordonado la zona con vallas para evitar que los peatones suban por las escaleras de costumbre hacia la avenida de Madrid.

Quiero imaginar que estas talas han sido estrictamente necesarias para efectuar semejante obra, por un lado tan necesaria para hacer accesible esta zona, que falta le hace. Pero también sueño, y esta vez bien despierto, porque además de esta mejora se piense en la sostenibilidad ambiental y que al menos se planten algunos vegetales de buen porte a los lados de la subida o en lo que quede de plaza.

Porque en Ávila no es que nos sobren árboles y jardines, ni mucho menos. ¿Tendremos algún día un cinturón verde que rodee nuestra ciudad? ¿O será otra ilusión de esas que nos despiertan bruscamente las alarmas y sirenas del reloj cuando menos lo esperamos? :-(