Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Ahorro

11/03/2021

Frente a la realidad durísima de las vidas y haciendas rotas por la pandemia, hay otra realidad que no debemos olvidar: la de las oportunidades que acarrea y los beneficios que a medio plazo puede suponer su final. Un cataclismo como este es un acelerador de procesos y esta faceta no puede ser ni olvidada ni minimizada.
Los procesos digitales, el uso de internet, la integración de áreas de las empresas, todo ello contribuye al surgimiento de un mundo nuevo. Cuando seamos inmunes. Y en ése mundo la salud y la sostenibilidad tendrán un papel significativo.
Y el ahorro: los cierres forzosos han quebrado gigantescos vectores de consumo que, cuando caigan los diques, estallarán estrepitosamente. Hay precedentes: durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de Estados Unidos racionó todo, desde el café hasta los zapatos, prohibió la producción de neveras y bicicletas. En 1943 sólo se vendieron 130 automóviles. En 1950 eran 8 millones anuales. Al terminar la Guerra, el consumo en USA se disparó.
En España hay mucho dinero ahorrado, muy a pesar de sus tenedores. Mucha gente deseando viajar (se ve estos días en las casas rurales de la Comunidad, muy demandadas en cuanto se ha cancelado la perimetración provincial). El que ha podido mantener su sueldo, el funcionario, el jubilado, asimila la desescalada vital a la posibilidad de gastar, salir a comer, viajar, comprarse «algo».
Un estudio económico decía que España es uno de los países del mundo que más ahorro atesora respecto de su PIB. Y Castilla y León no es ajena a ello. Mucho se habla de los Fondos de Recuperación de la Unión Europea, pero poco decimos de cómo el dinero disponible por las familias españolas puede ayudar a remontar la desescalada. Habrá que pelear por ese dinero y para que se gaste en nuestra tierra. Que a veces somos un poco cortos de miras.