José Manuel Maíz

La bombonera

José Manuel Maíz


Tiempo de exámenes

25/05/2023

Es tiempo de exámenes, y no solo en los centros educativos y universitarios, donde miles de alumnos se empeñan estos días en volcar todos sus esfuerzos en estudiar (muchos de ellos sin descanso) para sacar adelante un curso que tocará a su fin en apenas un mes. Algunos los afrontan con la tranquilidad de haber hecho un trabajo continuo a lo largo de todo el año, que ahora se deberá ver refrendado con unos buenos resultados. Para otros, con más altibajos, es el momento de poner toda la carne en el asador, sacando horas de donde no las hay, para conseguir remontar el vuelo y lograr superar el año (a algunos les funciona este sistema, a otros, no tanto). También los hay que ya han tirado la toalla definitivamente y esperarán a una nueva oportunidad para reconducir su actitud ante los estudios y retomar el buen camino en el futuro. Y, para otros, este momento no es más que una despedida, pues tienen previsto abandonar esos estudios para emprender otros proyectos vitales.
Esa disección la podemos trasladar sin muchos problemas al panorama político que se vive estos días y que vivirá su examen final este próximo domingo, 28 de mayo. Apenas restan dos días para que finalice la campaña electoral y, cuando acabe este periodo, llegará el momento de refrendar ese trabajo realizado durante estos últimos meses y, cómo no, durante los últimos cuatro años, ante las urnas.
Bien es cierto que ese examen al que se enfrentan los políticos viene aderezado de múltiples perspectivas, y no solo se valoran las circunstancias y la labor desempeñada en campaña y durante la legislatura. Y eso ocurre porque en ese examen hay candidatos que concurren con una larga trayectoria a sus espaldas, pero también hay otros que se estrenan en estas lides. Como hay partidos que presentan un aval de su labor a lo largo el tiempo y otros, de nueva o más reciente creación, que tratan de hacerse un hueco en ese espectro político. Estamos ante un fenómeno donde se conjuga ideología, pero también afinidades y/o odios personales. La política local está impregnada de esos valores personales que hacen que el ciudadano deposite su confianza en aquel candidato, junto a su equipo, que mejores vibraciones le transmite para hacer que su ciudad, su pueblo, prosperen, mejore la convivencia y la calidad de vida cada vez sea mayor.
Un examen que se pasa cada cuatro años, al que llegan nuevas caras y en las que otras desaparecen, pero en el que existe una evaluación continua para ganarse el respeto del electorado. Y ahí cada elector es un mundo, y a la hora de tomar sus decisiones pone en la balanza lo que estima oportuno. Y lo que para uno es fundamental, para otros no deja de ser una mera anécdota.
Sea como fuere, parece que la suerte está echada y debemos prepararnos para vivir una noche electoral que será de muchos emociones, al menos en algunos feudos. Y también será factible que haya recuperaciones (pactos) en caso de que esos respaldos alcanzados no sean suficientes para gobernar en solitario. Un examen definitivo que exige, si cabe, mayor esfuerzo, dedicación y mucha cintura. Se estará jugando el futuro de pueblos y ciudades para los próximos cuatro años. Yeso no es una cuestión para tomarse a la ligera, y estudiar sólo el día de antes.

ARCHIVADO EN: Política