Luis Miguel de Dios

TRIGO LIMPIO

Luis Miguel de Dios

Escritor y periodista


Campaña

31/01/2023

Estamos metidos en plena campaña electoral aunque el calendario diga otra cosa. En realidad, llevamos en esta situación meses, por no decir eternamente. Y si no que nos lo digan a los castellano-leoneses, que hace menos de un año que fuimos a las urnas y ya tenemos en el cogote el aliento de los comicios municipales y, muy cerca, (ya verán que pronto pasa el tiempo) las elecciones generales, previstas para diciembre. Y en esa perenne campaña electoral vale todo. Algo lesivo y muy peligroso para una sociedad que necesita sosiego, serenidad, reflexión y unión para afrontar los difíciles retos que tiene planteados y más ahora con una guerra en Ucrania sin visos de finalizar y con un Putin que sigue amenazando con dar un paso más en su escalada bélica. Sin embargo, las elecciones, imprescindibles, vitales en una democracia seria, se erigen enseguida como protagonistas y suelen acaparar toda la atención. Importan menos los problemas reales y la búsqueda de soluciones que ganar en las urnas. Y nos encontramos, verbigracia, con que la propuesta de Feijóo de que gobierne la lista más votada acapara mayor atención (sobre todo en ciertos medios y tertulias) que las protestas por el mal funcionamiento de la Sanidad, los despidos, el cierre de empresas o la ruina del sector agroganadero. Está bien que discutamos sobre quién debe gobernar, si el que recibe más votos en los comicios o quien cuenta con más apoyos de concejales o diputados, pero eso no nos puede hacer olvidar los problemas de la ciudadanía: inflación, déficit de atención sanitaria, pobreza, agonía de lo público en beneficio de lo privado y un largo etcétera. Por eso, y aun estamos a tiempo, la perpetua campaña electoral tendría que centrarse en todos estos asuntos y no priorizar cuestiones que solo parece que atañen a políticos y periodistas y que da la impresión de que se abordan sin pensar en la gentes, únicamente en los intereses de los interesados, en la búsqueda de cargos. Y luego nos extrañamos de que el personal se desentienda de la política y de que algunos quieran pescar en río revuelto a base de populismo barato y demagogia. Avisados estamos.