Roberto Serna

El líder que hay en ti

Roberto Serna


De la mano del riesgo

11/01/2023

Los riesgos existen por todas partes, es lo que hace que los valientes sean admirados, queridos, seguidos, a veces reprochados. Dar la mano al riesgo significa que has confiado en ti, has hecho tu apuesta y es hora de que comiences a jugar al mejor juego de la vida, el de tu transformación.
Un riesgo a veces sale mal, es su manera de decir «Quizás creas que no, pero solo busca un poco más el camino». Lo sé porque he caído más de una vez, porque he terminado por llegar a la meta y tú también lo sabes porque te has rehecho de aquello que hayas pasado.
Entiende el riesgo como un acto de recomposición. Fallas en algo, sufres un punto de quiebre y te recuperas para volverlo a intentar. Por eso se llama valientes a las personas que los corren. Se necesita de mucho valor para ponerse en situación de rotura por la pura intención de conseguir algo.
Las experiencias que nos arrastran más son las que nos sacan del día que vivimos hoy y nos llevan a la amargura de lo que pasó ayer y el temor de lo que pueda pasar mañana. Tanto más invirtamos energía en lo mismo que hicimos ayer y anteayer, tanto más haremos por inercia lo que ya no queremos hacer. Permíteme ofrecerte un ejemplo muy sencillo extraído del entrenamiento de los gorilas. No hay riesgo para ellos, si llueve, entran en la jaula, si tienen hambre esperan la comida. Pierden la esencia de lo que en realidad son y se transforman en caricaturas de sí mismos. Lo mismo ocurre si te has planteado algo y te has dicho «es demasiado difícil para mí». Una vez encerrado en la jaula y convertido en gorila, ni siquiera te molestarás por vivir más allá de la hora de comer y la hora de dormir.
No permitas ablandarte ni que te dobleguen, seguir exprimiéndote es el precio de no dormir en esa jaula. Llega un punto en que necesitamos alimentar la parte en la que decimos que ya está bien, que las cosas deben ser diferentes porque nosotros no queremos ser iguales que los demás. ¿Por qué conformarse? Los sueños que te fueron otorgados por la vida, las ideas que puedes materializar, los talentos, los dones, nada te hace igual que los demás si haces algo con ellos. 
¿Cómo piensas que vas a dejar de compadecerte de ti mismo si no haces todo para lo que estás hecho? Si eres una persona que muestra pues muéstrate, si te has manchado enseña cómo hay que sacudirse el polvo, al menos ten el valor de intentar parecerte a la persona que tenías imaginado ser. No hay nada malo en equivocarse, el peor precio que se paga es el de saber qué tan lejos podías haber llegado si al menos hubieses tenido el valor de intentarlo.
Corrige lo que tengas que corregir. Haz algunas apuestas seguras para que veas que no pasa nada si te equivocas, que siempre puedes volver a empezar desde cero. Creo que si patinas y te caes levantarte es justo lo que tienes que hacer, creo que si te metes en un equipo y no te llaman ni para la convocatoria seguir entrenando es justo lo que tienes que hacer. Porque al menos estás ahí, acudes a la batalla mucho antes de las excusas que ponen otros sobre por qué no hacen nada con su vida, pero que te dan consejos sobre cómo puedes cambiar la tuya.
La tuya ya está en marcha. Vas a saltar cuando tengas que saltar y vas a mirar hacia arriba cuando ya no puedas caer más bajo, ¿qué tienes que perder que valores tanto como para no dar un paso más? Da el paso, sé tú mismo el paso.