Álvaro Mateos

El Valtravieso

Álvaro Mateos


Jacobeo comunero, teresiano e isabelino hacia tierras del No

15/03/2021

En estos tiempos de pandemia, ya un año después del encierro en casa, y en medio de una actualidad que sobresalta, viene muy bien pararse y avanzar lento, caminar a ritmo de pedaleo pausado. Es lo que pensé de una forma medio improvisada hace unas semanas y, de la mano de un buen compañero, como mi hijo mayor, decidí emprender el Camino de Santiago del Levante desde la puerta de casa, con inicio en la Catedral de Santa María de Toledo.

Aunque hemos tenido que parar en el límite de la provincia de Toledo con las de Madrid y la de Ávila, en Almorox, ya llevamos tres etapas de una ruta con un gran número de evocaciones abulenses. Un camino que te conduce a pensar en los viajes a lomos de mula y carreta que llevaría a cabo Santa Teresa desde su Ávila natal a su querida quinta toledana, cuna de sus orígenes; la misma ruta que conduciría el cadáver de Isabel la Católica desde Medina del Campo a Granada, en 20 días, y el camino que describe el Lazarillo desde Salamanca a Toledo, con paradas en Almorox, Maqueda y Torrijos. Asimismo, en este año santo de 2021, al cumplirse los cinco siglos de la rebelión comunera contra Carlos V, es fácil imaginarse los viajes de los Bravo y Padilla a la catedral abulense, donde redactarían la Ley Perpetua.

La salida desde Toledo conduce por los caminos a la ribera del Tajo, por una senda natural que se queda a pocos kilómetros de Albarreal, atravesando la desembocadura del río Guadarrama y enormes fincas de cereal antes de tomar el camino de Cambrillos a Rielves. Allí nos esperaba su párroco, Alexis Hervás, quien nos mostró los preciosos artesonados de la iglesia de Santiago.

La segunda etapa nos llevó a Novés, con visita a la parroquia de San Pedro, atravesando la tierra de la familia de Juan Padilla, para concluir en Quismondo. Desde esta última, con parada en la medieval Escalona, bañada por el Alberche, y cuna del infante don Juan Manuel, sobrino del rey Alfonso X el Sabio, recorrimos encinares y arroyos hasta llegar a la imponente iglesia de San Cristóbal, en Almorox, tierra de pinares que bien recuerda al Sureste de la provincia de Ávila.

Su párroco, Agustín Sánchez, nos enseñó el templo con el orgullo de albergar las joyas de dos retablos, con obras de Berruguete, Juan de Borgoña y Correa de Vivar, así como una preciosa sacristía donde nos selló la credencial, bajo una bóveda de inspiración de Alonso de Covarrubias.

Muchos toledanos nos han recordado que este mismo camino se hace por los pueblos del entorno de Torrijos hasta El Tiemblo, para celebrar a San Antonio en el mes de septiembre. Un camino que hemos detenido por el cierre perimetral a la espera que nos levanten la prohibición de saltar entre comunidades, así que aquí paramos de momento esta primera aventura toledana, con ganas de adentrarnos por San Martín de Valdeiglesias y la venta juradera de los Toros de Guisando para llegar a la iglesia de Santiago, en Cebreros.