Gerardo L. Martín González

El cimorro

Gerardo L. Martín González


Más bienestar, menos libertad

30/05/2023

Hoy es un día en que el periódico estará lleno de noticias electorales, o de fútbol, estadísticas de todos los lugares de la provincia, o de otras, entrevistas, comentarios, y que todos han ganado. En tal marabunta, lo que diga un insignificante comentarista, estará perdido y no lo leerá nadie, ni siquiera los tres habituales amigos, y quedará como mucho, entre el jefe de redacción del periódico y yo; así, lo que diga a continuación, se perderá entre el humo de las piras hechas con las papeletas de votación, que los políticos encenderán en loor de la democracia.
Hace casi cien años, entre las dos guerras mundiales, Aldous Huxley, escritor y filósofo británico, escribió una visionaria novela, del mundo que nos espera, que tituló Un mundo feliz, la existencia de un Estado Mundial en el que el placer, el estar entretenido continuamente, la dependencia de los fármacos, todo ello en cantidad y sin límites, se convertirían en un sistema de control social, lo que llevaría a una eliminación del pensamiento individual y sobre todo libre ¿alguien podía pensar que esto ya está ocurriendo? ¿estamos en camino de una dictadura de la felicidad eterna, que ahora llaman, en una situación primaria, «estado del bienestar», y que Huxley llamaría «la dictadura del soma» (soma es una droga alucinógena que usaban los brahmanes indios, que el Estado da a las personas con alguna depresión, mezclada con cualquier alimento, para su cura y manejo de sentimientos, lo que permite a aquel controlar sin peligro ese mundo feliz).
Explicar la novela no tiene mucho sentido aquí. Se trata de una ficción, escrita en un momento determinado, pero si sacar aquello que podía compararse con lo que pasa ahora. Está sucediendo. Así, Huxley describe lo que hoy se conoce como tecnología reproductiva, los cultivos humanos, y manejar las emociones por medio de procesos, que como drogas (el soma), intentan cambiar radicalmente una sociedad cada vez mas dependiente de lo que les de el poder institucional. Se consigue eliminar guerras y pobreza, y ser permanentemente felices. Y para ello, a través de una sutil ingeniería social, hay que eliminar otras muchas cosas antes, como la familia tradicional; el arte y la herencia cultural de siglos, la religión, el amor, la filosofía, la literatura. La organización social ya se predetermina desde el nacimiento, para que cada persona se adapte a la posición social designada. Para asegurar el estado de felicidad –un paso mas avanzado del estado del bienestar– es necesario que la sociedad esté manipulada, reduciendo la libertad de expresión y de elección. Para eliminar la familia y el amor, es necesario liberar la moral sexual.
Para llegar a esta situación, Huxley predijo un calendario de acontecimientos. Una guerra universal, llamada Guerra de los nueve años, que corresponde al año 2049 de nuestra era, guerra que comienza en Europa, y que provoca un colapso de la economía en todo el mundo. Los mandatarios mundiales, crean el Estado Mundial, imponiendo una tremenda censura de todo lo que los lideres desean que no exista; se debe destruir todo lo que recree memoria, como la historia, los museos, los monumentos, … La población mundial está dividida en clases, eso sí, todas felices en su estado, pues se les ha educado para se crean que todos son igualmente importantes. La vida en este estado mundial está dominada por una inteligencia artificial, que curiosamente ya ha iniciado su andadura, que nadie controla.
Parece claro que hay una lucha entre la verdad, y la ficción que cada uno quiere o puede vivir en su cerebro. La gente puede ser esclava de sus propios pensamientos, pero feliz sin libertad. La novela Un mundo Feliz, no deja de ser una ficción, no una profecía, pero que nos hace pensar en situaciones que podrían parecerse a algunas actuales, movidas por hilos invisibles, que manejan ciertos partidos políticos en el poder. En nosotros está en no tomar tanto soma que nos da el Estado; piense aquí cada uno en las cosas que aparentemente nos dan mas felicidad, o al menos tranquilidad y paz, para sentirnos a gusto mientras nos dan cierto soma. Si queremos ser mas libres, debemos pensar que eso tiene un coste, y que sería necesario hacer algunos sacrificios, que dudo estemos dispuestos a hacer.