Ricardo Guerra Sancho

Desde mi torre mudéjar

Ricardo Guerra Sancho


A vueltas con el agua del Adaja

16/12/2020

La verdad es que da gloria ver el embalse de Las Cogotas que recoge las aguas de nuestro querido río Adaja, por segundo año consecutivo con un alto nivel, como ya hacía años que no se veía así. De vez en cuando, cuando voy a Ávila y si no llevo mucha prisa, me asomo a verlo, mirarlo y remirarlo, que no me canso, porque me trae muchos recuerdos, desde que este río afluente del «padre Duero», de grandes avenidas que en el estío se secaba o apenas bajaba un regato por la zona de Arévalo, la del lecho arenoso, que había que buscar algún «hondón» o remanso para podernos remojar el cuerpo entero... Hay quienes decían que bajo ese enorme banco de arenas corría el verdadero río, al que nunca le faltaba el agua. Y así debía ser, porque las perforaciones y captaciones que existieron por encima de ‘La Isla’, siempre arrojaban caudal. Pero llegó la sobre explotación de los acuíferos, las aguas bajaron y con ello apareció el fantasma del Arsénico para alterarlo todo. Todos los ojos se pusieron en el embalse de Las Cogotas.
He encontrado un escrito del año 1990 que habla del tema, el muro de la presa ya estaba realizado, a punto de embalsar, que tardó lo suyo, aún faltaba realizar otras obras, las de distribución del líquido para aquellos tan ansiados regadíos. Las cifras de hectáreas regables y su distribución por la cuenca del río ya eran polémicas y cambiantes, solo una cuestión no era discutida: que por encima de los derechos que se pudieran producir de regadíos, el abastecimiento de poblaciones era prioritario sobre todo lo demás. Y así pasaron los años… el río ya no se secaba en verano, el caudal ecológico era mayor que el parco caudal veraniego habitual, pero el agua ya no era igual y los famosos peces incorruptibles del Adaja se acabaron de la noche a la mañana. Pareció un precio que había que pagar a cambio de la mayor abundancia de aguas. Pero resultó un precio muy caro que ahora descubrimos.
Con el arsénico cambió el panorama. En toda esta zona de las comarcas de la meseta, del «Acuífero de los Arenales» que padecía esa degradación del agua, se planificó un abastecimiento desde el Adaja y desde el Eresma para abastecer muchos pueblos y algunas ciudades, y así, desde la potabilizadora de La Canaleja de Arévalo, se eleva agua que una vez purificada y tratada se distribuye para la ciudad y para varios pueblos. Lo mismo ocurre río abajo para Medina del campo y otros pueblos, y al lado, otro tanto desde el Voltoya para Olmedo y otros cuantos pueblos más. Era la prioridad, el abastecimiento.
No hace muchos días he visto a nuestro amigo Vicente García en la 8, TV Avila hablando de nuestro río y el problema de la calidad de sus aguas, y no podemos estar más de acuerdo. Y pensar que no hace tanto se podía beber del cauce un agua riquísima y sin contaminar. La prueba de esa pureza nos la daban las especies de peces que en él vivían, incluidas las anguilas que dicen precisa aguas muy limpias para existir. Yo las he visto entre las arenas de «El Roto», junto a La Isla, lugar habitual para bajar a bañarnos. 
Hace aún algunos años más, en tiempos del Gobernador Pedro Temburi, un concejal arevalense le pidió una depuradora para Ávila, con la sorpresa del propio gobernador y del resto de los presentes… Sí, porque será de la manera que aquí nos llegue el agua medianamente de calidad. Esa depuradora se realizó, se cansó de filtrar y se instaló otra, pero no debe ser eficaz suficientemente ya que el embalse de Las Cogotas, dicen los técnicos, que embalsa agua de muy poca calidad. 
Últimamente se baraja un proyecto para subir agua del embalse a la ciudad de Ávila, siempre preocupada por la escasez de agua. Quizás entonces se cuide más la calidad del vertido de residuales…
El tema que ha ocasionado estas líneas queda resumido en estas tres últimas, el olor insoportable que durante ya demasiados días tiene el líquido que sale por nuestros grifos… Que paradoja, ni con el regato cenagoso del embalse casi vacío el agua llegaba a nuestros grifos de tan mala calidad y olor repelente. ¡De nuevo son necesarias botellas para beber!!!