José Guillermo Buenadicha Sánchez

De la rabia y de la idea

José Guillermo Buenadicha Sánchez


Hay estrellas, sol y luna

11/12/2020

–Disculpe: ¿es aquí el ayuntamiento? Acabamos de llegar a la ciudad, me llamo José, soy carpintero. Venía por lo de las ayudas de la EDUSI, para arreglar el portal que nos ha cedido Cáritas estos días.
—¡Hombre, visitantes! ¿De Madrid? No olviden probar nuestra gastronomía, nuestros bares, nuestras tiendas de recuerdos; consumir, que andamos muy necesitados. Y subir a la muralla. Pero ante todo, gastar. ¿Cómo les han dejado pasar, tienen allegados aquí?
—¿Allegados? Pues no sé… mi mujer conocía a una que le era muy devota, Teresa. De Madrid no venimos, sino de Nazaret.
—Vaya, ni idea de dónde cae; estará en León, o dentro del área perimetral que se ha inventado la Junta. ¿Carpintero, ha dicho? Fantástico, un autónomo. Entonces su negocio tiene que unirse a la campaña de «Compra con corazón» que estamos impulsando en estos días. No se preocupe, es gratis total, que se decía antes. Usted pone veinte euros y…
—¿No era gratis?
—Veinte euros no es nada, hombre de Dios. Ya conoce el famoso refrán abulense: «un grano no hace granero, pero ayuda al compañero». No pretenderá que lo costeemos nosotros, así no arreglaríamos la situación financiera insostenible que hallamos al llegar. ¡Ni siquiera hemos podido hacer unos presupuestos, fíjese!
—Ya, pero yo no venía a eso. Mire, es que mi mujer está embarazada, y queríamos algún lugar cómodo donde…
—¡Muy bien! Eso es justo lo que necesitamos, incrementar la población. Pero le rogaría que vuelva en otro momento, por favor. No tiene ni idea de lo liados que estamos ahora, trabajando en cuerpo y alma para preparar estas fiestas. Acabamos de poner las luces, que lo nuestro nos ha costado. Muchas luces, es lo que llega a la gente. Y caballitos, dos, en el Mercado Grande. Pista de hielo no va a poder ser, una pena. Y cómo no, el Árbol Chico. ¿No le parece original? «El Árbol Chico del Chico», ¿lo coge?
—Supongo que estarán muy ocupados, pero verá, nos comentó la paloma —bueno, se lo dijo a mi mujer— que daría a luz al Salvador, y claro, buscamos un sitio para…
—¿Una paloma? Vaya guarrada, lo dejan todo perdido con sus excrementos y somos Ciudad Patrimonio, ¡35 años ya! Y con los palacios y las iglesias sucias no vendrán los turistas, ni la gente querrá salir a pasear estos días. Eso es lo importante, llenar las calles de vida. Con seguridad y mascarillas, por supuesto.
—Sí, pero el Salvador…
—Menuda obsesión. Me recuerda a esos tres palizas que mandaron un correo electrónico preguntando cómo se llegaba a Ávila; también andaban con lo del Salvador. Por lo visto no venían a comprar ni a hacer gasto, solo a traerle no sé qué regalos… Así no levantamos la economía. No podemos andar atendiendo cada tontería que nos pregunten, que estamos con lo de la cabalgata: 14 kilómetros, ¿sabe usted? Lo nunca visto, no como las birrias de la corporación anterior. 
—Ya, lo entiendo, la economía; pero el portal para el niño…
—¡Qué palizas con el portal y con el niño! ¡Váyanse al hospital a tenerlo, como todo el mundo! De paso pregunte a la Junta por la radioterapia y el helipuerto, pregunte… Y déjenos en paz, ¿no ve que estamos muy ocupados preparando la Navidad? ¡Ah, por cierto, no se olvide de poner el Belén y colgarlo en las redes sociales!